Empezamos la semana con una gran noticia. En tiempos de pandemia, preocupación, dolor, confinamiento e incertidumbre, nos encanta dar noticias esperanzadoras.
Como ya sabéis aún hay gente que piensa que la orientación sexual es algo que se puede cambiar. Aún en 2020 escuchamos cosas aberrantes como que la homosexualidad es producto de algún trauma, de no haber tenido una imagen paterna o materna fuerte en la infancia, y en los más altos límites de la lesbofobia e ignorancia escuchamos, por ejemplo, que las mujeres «se hacen lesbianas« porque son feas, porque los hombres las ignoran o porque está de moda.
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Esto, sumado a ese movimiento impulsado por la extrema derecha de «con mis hijos no te metas», «yo educo a mis hijos», el pin parental, etcétera, como excusa para que no reciban en sus centros educativos información sobre educación y diversidad sexual, es realmente descorazonador.
No solo por esos niños y niñas LGTB que crecen en familias homófobas y tránsfobas, también porque los niños que son educados de una manera tan intolerante, seguramente se convertirán en adultos intolerantes que harán más difícil la vida de personas con orientación sexual e identidad de género diferentes.
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Hace unos meses os contamos que Gales dio un gran paso, prohibió a los padres y madres que pudieran impedir que sus hijos recibieran educación sobre diversidad sexual, sexualidad en general e identidad de género.
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Hoy os contamos de otra gran paso que da, esta vez, Alemania: prohíbe a los padres llevar a sus hijos a terapias de conversión.
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Las mal llamadas «terapias de conversión» son una verdadera tortura psicológica (y a veces física) que reciben los jóvenes LGTB con el fin de «convertirlos» en heterosexuales o cisgénero.
Alemania será la quinta nación en prohibir la terapia de conversión, uniéndose a Malta, Ecuador, Brasil y Taiwán, señala OutRight. Canadá está considerando una prohibición a nivel nacional, y en los Estados Unidos, 20 estados han prohibido el uso de la práctica en menores, al igual que más de 70 ciudades y condados.
La muy recomendable película Boy Erase habla sobre estas terapias y está basada en un hecho real. «But Im a cheerleder» es otra película que habla del tema aunque no desde el drama, sino que desde el humor negro.