Luis Hamada y Leonel Cortes fueron la primera pareja gay que consiguió adoptar en Neuquén, Argentina. Fue una espera de 3 años que se aceleró (suele tardar más) ya que ellos se mostraron dispuestos a convertirse en padres de un niño sin importar si tenía problemas de salud.
Así llegó Nazareno, de 7 años, con un retraso madurativo cognitivo leve. Describen el momento como mágico. Todo se dio muy bien, con mucho amor y con armonía. A los dos días el niño ya les llamaba papás. «Fue hermoso y caótico la vez, nosotros éramos dos solos y de repente apareció otra personita, cuando lo adoptamos mi pareja tuvo la primera licencia homoparental por seis meses», recordó Luis en una entrevista a NM Neuquén, ya que a través de este caso se implementó en la provincia la baja de paternidad por adopción.
Tres años después les llamaron para la adopción de una chica de 13 años, Mona. La nueva integrante de esta familia se adaptó sin problemas, el amor y la alegría giró siempre entre los cuatro. «Creo que hay mucho mito con algunas cuestiones en cuanto a la adopción, y a los problemas que puedan enfrentar los niños por su pasado. Hay casos difíciles donde los chicos no se adaptan porque no quieren mejorar su vida, pero en el caso de mi familia, no se si tuve suerte o laburé para eso, quiero pensar que es lo segundo, ellos optaron por tener una mejor vida los dos, tanto Nazareno como Mona», contó Luis. «Fue difícil de asumir para Naza que no era el hermano mayor, pero igual entre risas siempre dice que es mayor porque él fue el primero».
El año pasado un virus mortal atacó los riñones de Leonel. Falleció en seis meses. Un duro golpe para Luis y para sus hijos, con un pasado marcado por el sufrimiento. «Con la partida de mi pareja crecieron un montón, están re adultos. Fue muy doloroso, cada cual a su forma, Nazareno es más tímido y Mona es más demostrativa, pero igual ambos son bastantes cerrados, tuvieron una vida difícil y con el único que lloran es conmigo».
Tras la muerte de Leonel vino la del hermano de Luis. «Trato de ser mejor padre todos los días, después lo que logre hacer es otro tema. Trato de ser una persona cercana a mis hijos, no quiero tener esa lejanía de algunos padres que por cuestiones de trabajo o ambiciones o de lo que fuese aspiran muchas cosas. No es tan importante lo que vas persiguiendo en la vida sino el momento con tus hijos y tus seres queridos y después ya no hay más nada».
El vivir el duelo a la vez que se readaptan las rutinas está siendo muy difícil. Pero el amor de esta familia y de quienes les rodean son el mayor motor y siempre ha sido así, por eso una vez en el colegio de los chicos los profesores les pusieron de ejemplo sobre cómo debe una familia tratar a sus hijos.