Así son las familias de lesbianas en España

Así se crean Familias diversas en España

El verano de 2017 di a luz a mi primera hija. A pesar del dolor y el agotamiento, recuerdo que en el momento en que la sostuve y la miré sentí el amor más irreversible. Y no solo hacia ella, también hacia mi mujer, Candela, que me sostenía la mano y lloraba de emoción a mi lado.

En 2019 volví a dar a luz. Esta vez fue más rápido e indoloro. Mi cuerpo ya sabía lo que hacía. Días antes de que terminara el año llegó nuestro hijo.

Nuestros pequeños no están relacionados genéticamente ni con Candela ni conmigo. Cuando decidimos ser mamás cruzábamos ambas la barrera de los 40 años. Medimos nuestra fertilidad con el pack Mamás2 de IVI, que nos entregó una información detallada de qué tantas posibilidades teníamos de gestar niños sanos las dos.

La información es poder, a pesar de que los resultados no fueron nada alentadores. Pero IVI nos dio la opción de probar la ovodonación. Este tratamiento consiste en encontrar una donante de óvulos que se parezca físicamente a una de nosotras, en este caso a mí, que sería la gestante.

Esos óvulos se fecundan en el laboratorio con semen de donante, y así surgen embriones, normalmente de muy buena calidad, puesto que se trata de donantes jóvenes.

El punto positivo que veíamos es que ninguna de las dos tenía que hormonarse. La parte que nos gustaba menos era no compartir vínculos genéticos con nuestros hijos. Pero al final nos decidimos, porque realmente lo que queríamos era ser mamás, no compartir ADN.

Mirando hacia atrás nos damos cuenta de que no nos equivocamos de tratamiento. No perdimos ni tiempo ni dinero. Obtuvimos cuatro embriones de calidad y conseguimos los dos embarazos al primer intento.

Nuestros chicos ya tienen casi siete, y cuatro y medio. Y cuando nos observo, no puedo dejar de emocionarme por cómo nos hemos formado.

Las familias de madres lesbianas ya somos diversas solo por existir, solo por desafiar el modelo de familia que impera desde hace siglos: madre, padre e hijos.

Pero es que, además, si vamos más lejos, nuestra diversidad genética también es un valor. Tanto nuestra hija como nuestro hijo conocen sus orígenes. Saben que recurrimos a la ovodonación para poder tenerlos. Ellos asumen la diversidad familiar en todos los sentidos, no solo con nosotras, sino también por las familias que nos rodean.

La diversidad nos hace mejores. Nos abre la mente y nos hace entender el amor desde una perspectiva más amplia.

Según los estudios, los hijos de lesbianas son mejores estudiantes, aceptan mejor las diferencias y la diversidad, son más empáticos y desarrollan más inteligencia emocional.

Los hijos adultos de lesbianas señalan que sus madres son un ejemplo a seguir y están dispuestos a criar a sus propios hijos de forma abierta y sin discriminación por orientación sexual e identidad de género.

Y en mayo, mes de las familias, es cuando me parece importante hablar de cómo estamos criando familias diversas.

España es el país con mayor población LGTB de Europa. A diferencia de muchos países del continente, las lesbianas podemos acceder a la reproducción asistida en las clínicas, como nosotras en IVI, podemos adoptar y filiar a nuestros hijos.

Y crear familias así, desde la tranquilidad, desde el amor, nos hace grandes, y nos hace necesarios para impulsar el cambio social que llevamos años sosteniendo.

Si quieres mas información sobre cómo empezar, pide cita aquí.

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