Jens Spahn, ministro de salud alemán, ha presentado un proyecto de ley que acabará con las llamadas “terapias de conversión”, que tratan de revertir la orientación sexual de las personas LGTB.
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Con la aprobación de esta nueva ley estas terapias quedarán completamente prohibidas para los jóvenes menores de 18 años, aunque dejan algunas puertas abiertas como que los adultos podrán buscar «tratamiento» para su sexualidad, siempre que sea con su consentimiento, aunque la práctica sería ilegal si esa persona diera su consentimiento a la terapia tras ser engañada, coaccionada o amenazada.

Además, los jóvenes de entre 16 y 18 años podrían someterse a esas prácticas siempre que el profesional pueda demostrar que el paciente, pese a su edad, posee la capacidad de comprender las implicaciones y los riesgos del tratamiento. Lo que no incluye la nueva ley son terapias que tratan problemas sexuales como el exhibicionismo o la pedofilia.
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El propio ministro Spahn, que es abiertamente homosexual, ha explicado que «ser LGTB no es una enfermedad» y, por tanto, no debe ser tratado como tal. El proyecto de ley, al que ha tenido acceso DW, prevé multas económicas que no se han especificado y hasta un año de prisión.
La idea del gobierno alemán, según Spahn, es que «la prohibición envíe también una importante señal social a todos aquellos que no son capaces de aceptar su homosexualidad: ‘Estás bien tal como estás’«.
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Las cifras que manejan los expertos estiman en unos 1.000 casos anuales las terapias de conversión que se producen en Alemania, tanto por profesionales de la psicoterapia como por religiosos. La idea de estas terapias, cuya efectividad nunca ha sido probada, es reprimir la sexualidad de una persona, por lo que habitualmente se dirigen a niños y adolescentes.
Los médicos, sin embargo, han alertado de que los métodos que se utilizan son mentalmente abusivos y pueden provocar depresión, trastornos de ansiedad y un mayor riesgo de suicidio en las personas.