Nos encanta Megan Rapinoe. No es solo una de las futbolistas más brillantes que hemos podido admirar los últimos años, es también un icono de visibilidad lésbica que siempre ha mostrado su orientación sexual con orgullo, y ha visibilizado su ya larga historia de amor con la estrella del baloncesto, Sue Bird.
Megan es también una activista muy entregada a la lucha por los derechos LGTB y, en este caso, con los más vulnerables de nuestro colectivo: los niños LGTB.
Todo comenzó cuando Korbin Albert, futbolista del PSG, compartió en sus redes sociales una lamentable publicación. Era un vídeo en el que aparecía un hombre, con una camiseta en la que se leía «Jesús wins» (Jesús gana) contando su testimonio a un grupo de personas que lo escuchaban en una sala: «Aunque estuve a salvo en una escuela Cristiana, a los 15 años me atraían los hombres y las mujeres, de hecho dejé de sentirme como un hombre. Aunque estaba avergonzado de mis sentimientos, Dios me reveló que fui hecho a su imagen». «Fui a terapia, pero nunca revelé la vergüenza con la que estaba luchando al sentirme transgénero. Unos meses después, comencé a tomar hormonas», añadía. «Sentí que Dios me decía que dejara de tomar hormonas. Los tiré y no he vuelto a usarlos desde entonces. Dios lo intentó, él realmente me salvó de muchas maneras».
Como os podéis imaginar… las redes ardieron. Korbin se defendió diciendo que no es que estuviera de acuerdo con el contenido de la publicación, sino que a ella le gustaba compartir contenido religioso. Ya, ya…
Megan Rapinoe respondió, también por Twitter: «Para las personas que quieren esconderse detrás de ‘sus creencias’ solo les quería hacer una pregunta, ¿Estáis haciendo que el entorno sea más seguro e incluso, sacando lo mejor de cada una? Porque si no lo haces todo en lo que crees es odio. Y los niños están, literalmente, quitándose la vida debido a este odio». «¡Despierta!»
Y así es. Lamentablemente hace unas semanas os contamos Nex,Benedict, adolescente trans no binario que se quitó la vida después de que unas chicas de su instituto le dieran una paliza en el baño de las chicas.