A pesar de que nos encantaría que la sociedad estuviera más abierta a la normalización, aún existen muchos prejuicios y esta historia es un reflejo de ello.
Liam es un niño de 9 años que quería disfrazarse en Halloween de Cruella de Vil y su padre no vio ningún problema en ello. Al igual que en años anteriores, en los que se disfrazó de Cisne Negro o de Cleopatra, este año fue también él mismo el encargado de elegir su disfraz y, por supuesto, con la ayuda de su hermana mayor y su padre Will lo diseñó entero.
Pero claro, cuando su padre publicó las fotos del proceso del disfraz en las redes sociales, esto trajo consigo gran cantidad de mensajes de apoyo, pero también críticas, y más aún al ser hijo de dos padres gays.
Ante este aluvión de críticas e insultos, el padre de Liam confesó, “Le interesa mucho más el proceso creativo y la excentricidad del disfraz que el mero hecho de ir vestido de mujer”.
Pero además Will respondió, ante esos comentarios en los que se ponía en tela de juicio la libertad de su hijo: “Mucha gente asume que como tiene dos padres, vamos a orientarle hacia la homosexualidad. Pero eso no es cierto. Sabemos que habrá gente que lo critique, por suerte Liam tiene muy buenos amigos en el colegio que lo apoyan en todo. Entendemos que el disfraz es inusual, pero nos quedamos perplejos ante las críticas de otro padres”, haciendo reflexionar además a todas esas personas sobre el motivo por el cual, por norma general, los chicos tienen que ir en Halloween con disfraces sangrientos y violentos, recapacitando sobre si era mejor para sus hijos eso que el hecho de disfrazarse de villana de dibujos, animando además a todos esos padres a apoyar a sus hijos y no ponerles ese tipo de límites.