Tuvimos la ocasión de conocer a Chris y Juan, papás de Anxo y Atlas, en un Encuentro de Familias LGTB organizado en Cartagena el año pasado. Decir que son una familia encantadora es decir poco.
Con casi 70 mil seguidores en redes sociales son un gran referente de diversidad familiar en España. No solo por lo que supone visibilizar su modelo de familia. Sus niños han nacido gracias a al gestación subrogada, mantienen una relación muy estrecha con las gestantes y también con las donantes de óvulos. Han creado una red de amor, pero no solo con respecto a sus hijos, ellos han hecho lo mismo con otras familias.
Tanto Chris como Juan han sido donantes de esperma para mujeres lesbianas y parejas heterosexuales. Y no solo de esperma, también donantes de embriones sobrantes.
En sus redes sociales han compartido el encuentro con Zoe, parte de los embriones que dieron vida a Atlas, la donante de óvulos de ambos, y las familias de Zoe y la donante. Y así nos lo contaban:
«En ocasiones, el abanico de sentimientos familiares va más allá de la sangre, o incluso del amor ♥️
Porque puede haber sangre y amor, y que el sentimiento sea único, inexperimentado, incomparable 💫
Zoe nació: 1) al donar nosotros embriones del proyecto “Atlas” y 2) al haber una familia deseando ser padres con todas sus fuerzas.
No se puede comparar a lo que siento por mis hijos, que es el amor absoluto, y tampoco a lo que siento por los niños nacidos a través de mi donación de esperma. Porque esta donación, fue mucho personal, más cercana. Eran nuestros embriones de nuestro proyecto.
Pero si los papas de Zoe están agradecidos, Juan y yo lo estamos más aún. Porque esos embriones merecían una oportunidad y la tierna, brillante y revuelta Zoe es prueba viviente de ello».
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También Juan sido donante de esperma para que Paula y Lu, una pareja de dos mamás, pudiera tener a sus hijos Gabriel y Sofía.
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Como una cadena de favores definen estos padres la formación de sus familias y de las que les rodean. Ya sabemos que es el amor y no la genética lo que nos hace familia. Pero también sabemos que la diversidad familiar es imparable.