Damián y Pablo Alejandro son una pareja gay que lleva 11 años juntos y 6 de feliz matrimonio. Pensaron que era hora de incluir a alguien más en su familia y decidieron que querían ser papás y darle una vida bonita y llena de amor a un niño a la espera de ser adoptado.
Después de miles de trámites y tiempos de espera llegó la ansiada llamada: un bebé había nacido y ellos serían sus dos papás. Y así llegó Benicio a su familia. Su nacimiento no fue nada fácil pues aún faltaban 10 semanas de gestación cuando el pequeño decidió que era hora de llegar al mundo, así que al nacer tuvo que permanecer mes y medio en neonatología.
No hay duda de que el amor incondicional cura y fue gracias al amor de Damián y Pablo Alejandro que Benicio se fue recuperando poco a poco. Los médicos, desde luego, no dudan de que así fue.
«La primera vez que tuvimos contacto fue casi al mes de vida. Ahí empezamos a relacionarnos con nuestro hijo. Los médicos dicen que fue un antes y un después en la vida de Beni, porque antes estaba deprimido, sentía el estado de abandono. Había pesado un kilo cuatrocientos al nacer y cuando dejamos el hospital, pesaba dos kilos setecientos.»
Salieron del hospital y cinco meses después comenzaron a ver que su desarrollo no era como el resto de peques de su edad y comenzaron a visitar especialistas hasta que les dieron un diagnóstico: parálisis cerebral con una cuadriplejia espástica.
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«Lo sentimos nuestro desde el primer día. Atravesamos diferentes situaciones, pero para nosotros no había nada más importante en el mundo que su salud. Hubieron días en que los médicos no sabían si iba a pasar la noche.»
Desde entonces, han sido muchas las cirugías a las que el pequeño se ha tenido que someter y las que le quedan. Sus padres nos han informado de que aún necesita 48 intervenciones más y que su precio asciende a más de 6.000€ y con ellas conseguirían que Beni pudiese, al menos, hablar. Ellos no pueden hacerse cargo del elevado coste y realizan actividades extras a sus trabajos en Rosario, Argentina y también han pedido ayuda por redes sociales a quien quiera colaborar.
«Se le salía de lugar el hueso de la cadera debido a su pasticidad. Esa rigidez producía que la cadera se abriera. Le colocaron botox de las rodillas para abajo y tuvo buenos resultados, pero no todo lo que nosotros esperábamos. Encontramos una alternativa en México, en Durango, que es una cirugía mínima directamente sobre los músculos. Se corrigen posturas con pequeñas incisiones y el resultado es para toda la vida.»
Benicio nos enseñó que el tiempo es lo más valioso que podemos darle. Aprendimos que los problemas que uno se hace son innecesarios porque hay cosas que realmente son más importantes.
Os dejamos su correo electrónico, que ellos mismos han compartido, por si queréis ayudar a esta familia: polo_1899@hotmail.com.