2020: Visibilidad y no aguantar ningún desprecio

-Eres totalmente discreto. No se nota nada. Si tú no lo dices, nadie te dirá nada.
-¿Discreto? Para nada. Soy gay y estoy orgulloso de lo que soy, de como soy y de mi familia. (Conversación con un estudiante de 4º de Medicina al darse cuenta que estoy casado con un hombre. Diciembre 2019).
Cada nuevo año se nos presenta como una puerta abierta a la esperanza. Un mar de posibilidades que, desde el frio invierno, mira con ilusión hacia la primavera.

Ilusiones y ganas que son más que precisas, pues 2019 no ha sido tan bueno como habríamos deseado. Y eso que empezaba muy prometedor. Era el año del 50 aniversario de Stonewall y las celebraciones, en los cinco continentes, hacían presagiar un río de libertades y de derechos.

VER: La preciosa historia de una pareja de lesbianas que adoptó 3 hermanos para que no los separaran

Sí, se han logrado avances importantes, como el matrimonio igualitario en Taiwán, Ecuador o Irlanda; la sentencia del Tribunal Constitucional de España, que permitirá a menores trans realizar su cambio de género sin necesidad de tener 18 años; Botsuana o Angola, despenalizando la homosexualidad… Pero, frente a los progresos legales e institucionales, el menudeo de agresiones a pie de calle ha florecido con virulencia. Homofobia y transfobia han sufrido un importante repunte y personas y familias LGTBI+ miramos, entre el dolor y la rabia, cómo se nos quiere diluir entre el ruido social y cómo se busca un cambio educacional que ningunee la diversidad y justifique el odio.

Desde el pin parental hasta el borrado de todo lo que suponga ver la bandera arcoíris en nuestras calles; desde manifiestos y encuentros feministas contra personas trans hasta el rencor más soez y cobarde repartido a paletadas desde twitter, la LGTBIfobia ha crecido a lo largo del año. No hace falta esperar los informes de los observatorios contra Delitos de Odio para saberlo. Basta ojear por encima las noticias para encontrar mucho daño:

Mayo 2019. Zaragoza. Un chico y una chica, ambas personas trans, son insultadas por el dueño de un bar. «En mi bar no van a entrar maricones de mierda ni putos travestis» dijo antes de agredir al chico.

Junio 2019. Barcelona. El Orgullo. En un restaurante un joven es atacado por un hombre que lo amenaza diciéndole «te voy a hacer heterosexual a hostias». «Me estás faltando al respeto por vestir así en un sitio público y más habiendo niños pequeños».

Agosto 2019. Madrid, Alcorcón. Un joven es herido por besarse con su pareja en un local público. Sufrió cortes en ceja y mejilla y un hombro dislocado tras los golpes recibidos porque «Aquí no queremos maricones».

Agosto 2019. Valencia. A la salida de una discoteca, un joven italiano es golpeado por varios hombres al grito de «maricón y puto gay». (Que no nos falte la manada para agredir).

Agosto 2019. Murcia. Agresión a un joven gay en una discoteca tras gritarle «dime hola, maricón». El agresor golpeó a la víctima con un zapato en la cara y el cuello.

Agosto 2019. Televisión para toda España. Un comensal de ‘First Dates’ dice a todo el que quiera ver y oír: «Una pareja gay no me gusta nada. Una lesbiana me da igual». «Yo no podría tener un hijo gay».

Noviembre 2019. Granada; Vegas del Genil, pedanía de Belicena. Una pareja de chicos recibe una paliza en un bar del pueblo. Todo empezó porque el agresor vio que el «maricón» hablaba con su mujer.

Diciembre 2019. Barcelona, Sant Boi de Llobregat. Agresión a dos jóvenes por parte de un grupo de quince personas (¡valientes!). Les llamaron «maricones y bujarras» mientras les apaleaban.

Diciembre 2019. Valencia. Dos jóvenes acorralan, amenazan y persiguen a dos mujeres trans. «¡Maricones, os vamos a cortar la polla!», es su lema de hombres hechos y derechos.

Y no solo es España. En Reino Unido o Francia se están sufriendo ataques similares, mientras en Polonia se marcan «zonas libres de gais» y el líder de la ultraderecha polaca dice que la adopción por homosexuales «convertirá a los niños en objetos».

2020 no ha comenzado mejor. Apenas pasaban 6 horas del nuevo año cuando, en Gijón, una mujer pegaba una bofetada a un joven «por ser maricón». La Noche de Reyes, en Torremolinos, una pareja gay era herida de gravedad por cuatro jóvenes. El día 9, en Vallecas (Madrid), dos chicos eran embestidos al grito de «maricones» y a uno le rompían el brazo. Hace unos días, en Alcalá de Guadaira (Sevilla), se suicidaba Lucas, un chico trans, porque la transfobia mata una y otra vez.

Los asaltos, la rabia, el odio están ahí. Podemos celebrar lo conseguido. O podemos entrar en modo activista y pelear. Cuando Stonewall estalló, «cazar maricones» era deporte nacional en Estados Unidos. La noche del viernes 27 de junio de 1969 todo cambió y las «ratas callejeras» no se dejaron intimidar más. «Aquella noche, los más marginados dentro del grupo homosexual —afeminados, travestidos, marimachos— fueron quienes tuvieron el coraje de luchar para crear un cambio social definitivo». 

Cada nuevo año nos llenamos de proyectos, de cosas por hacer, por estudiar, por leer, por vivir. Yo, para este 2020, os propongo recuperar el espíritu de Stonewall. Visibilidad y no aguantar ni el menor desprecio. Denunciar agresiones en observatorios, en comisarías, en juzgados, en donde sea. Pero no callar, no agachar la cabeza, no pasar. Os propongo que las «ratas callejeras» no nos dejemos intimidar más. Os propongo plantar cara en todo lugar. Hoy. Y mañana. Y pasado. Porque nos va la vida en ello. La nuestra y la de nuestras hijas, hijos, hijes…

No seamos discretos, seamos activistas.

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