Sam y Yollie son una pareja transexual de Tailandia que lucha por conseguir sus derechos en su país, el cual no reconoce su nueva identidad sexual.
Ella nació en un cuerpo de hombre, él en el de una mujer. Actualmente juntos luchan por poder casarse y adoptar un niño en un país en el que pueden expresar su identidad públicamente sin miedo ya que su sociedad budista los respeta, pero sin llegar a aceptarlos. Según el principio del karma, consideran que fueron adúlteros en sus vidas anteriores y por eso se les impuso como castigo quedar atrapados en un cuerpo que no es el suyo, condenándolos al amor no correspondido.
Yollie, estrella del pop convertida en política, además es la presidenta de la Asociación Femenina para Transexuales de Tailandia, donde las personas transexuales no tienen los mismos derechos que el resto, ya que no están reconocidos legalmente, entre otras cosas en lo que se refiere al matrimonio, ya que la unión entre una persona transexual con otro hombre o mujer se considera matrimonio homosexual, algo que no es legal allí.
Uno de los mayores problemas a los que se enfrentan no sólo es el no poder casarse, sino el hecho de que tras la operación de cambio de sexo sus documentos de identidad no muestran quién son realmente, ya que el cambio de sexo en los documentos oficiales no está contemplado en las leyes tailandesas. A pesar de ello, se está estudiando la posibilidad de reconocer a las personas transexuales como un tercer género, junto al de hombre y mujer.
Como indican Sam y Yollie, este sólo es un primer paso hacía la igualdad, a pesar de que en principio pueda parecer discriminatorio les acerca más a conseguir que se les reconozca legalmente.
Fuente: El País.