Imprescindible testimonio de una madre de un niño transexual

Queremos compartir contigo este testimonio que una madre de un niño transexual subió a la web de nuestra querida Fundación Daniela, dos días atrás. Si estas en una situación parecida, o simplemente te importa entender más esta realidad, este interesante texto es imprescindible para ti. A nosotros nos ha emocionado:

«Hola, me he animado a contar la historia de mi peque, pues a lo mejor vale de ayuda a otras familias que están pasando por lo mismo y, si no, como una experiencia que me apetece contar… ¡Es una sensación tan extraña! Ya que es duro, pero a la vez, también es ¡tan gratificante ver a los peques felices!.. Ellos son los que nos dan la fuerza, por lo menos hablo en todo momento de mi caso, nos hacen más y más fuertes para todo lo que nos pueda venir.

Yo puedo decir que todo lo que nos ha sucedido me ha ayudado a pensar más abiertamente, a entender tantas cosas que antes ni me había planteado, pero siento que estoy creciendo, no solo como madre, sino también como persona.
Cuando nació Noe todo fueron alegrías, pues yo quería otra niña, más que nada por Nadia, una amiga con la que poder salir juntas e irse de tiendas, contarse sus historias… bueno, en fin, tonterías…, pero yo me puse muy contenta al saber que traíamos otra niña.
Noe desde siempre nos dejaba alucinados ya que, desde que yo recuerde, siempre se ha pedido cosas de niños. Como cuando nos pidió el traje de España con dos años y en mi casa el fútbol no se ve, yo alucinaba… Los primeros reyes ya decíamos iñaky y yo: “jope si parece que tenemos un niño… y ésta ¿de dónde saca estas cosas?”, coches a mansalva…, pero no le dábamos importancia, con Nadia hemos hecho lo mismo, porqué iba a ser diferente con Noe.
A medida que iba creciendo siguió con la ropa y pensábamos: “¡pero bueno pues sí que es cabezona!”, solo con chándal, porque eso sí puedo decir que las ideas las tiene más claras que yo jajaja. Ya empezaba a decir: “no soy chica”, pero no la escuchábamos, ni se lo teníamos en cuenta.

Yo la dejaba en las tiendas que ella eligiera y me sorprendía cada vez más. Lo que sí se puede decir que empecé a ofrecerle cosas más neutras pues ya me estaba empezando la cosa a mosquear, pero no había manera y yo pensaba: “ ¡qué narices!, pero si es lo que le gusta adelante”.
Iba a ser San Isidro y en el cole nos dijeron que tenían que ir disfrazados de chulapos, pues esa tarde empezamos a ponernos las pilas:
– mamá, yo quiero ir de chico chulapo.
– ¿por qué?
– porque soy un niño
– no, Noelia, tú eres una niña, nos eres un niño.
Rompió a llorar, con una angustia tal que nos miramos su padre y yo y no se nos olvidará nunca la cara de impresión con la que nos quedamos los dos.
“Yo no soy una niña, soy un niño y quiero una colita, ¿por qué no tengo colita?, ¿cuándo me va a salir mi colita?”, todo esto llorando y yo, claro, negándole la evidencia, ¿para qué quieres tú una colita si eso na vale para nada?,( claro todo esto por el poco conocimiento de las cosas, si yo hubiese tenido conocimiento desde el primer momento que mi hija me dice estas cosas yo nunca la hubiese contradicho en nada, pero claro ¡todo era tan “raro”!..

Esa misma noche ya mi cabeza empezó a buscar explicación a todo lo que mi peque me estaba diciendo y empezaron las noches sin dormir.
Como al día siguiente tenía reunión con la profe, le comenté lo que me había dicho Noelia de que es un niño. La profe me había dado cita para la reunión porque decía que mi hija era muy introvertida, que no habla nada con ella, estaba en su mundo… le pregunté que si podía llevarla de chulapo, y me dijo que no, ni hablar que le trajera el traje en una bolsa y ella se lo ponía, pensé: “no tiene ni idea de lo que le estoy diciendo, por narices también se lo pongo yo”. Pensé: “pues si Noe normalmente no habla con ella, no sé cómo va hablar con ella ahora…”
Ese mismo día a la salida me comentó: “sí, me ha dicho que es un chico… ya le he explicado yo que eso no puede ser, que los niños son malos y que las niñas molan más. Lo que tienes que hacer como madre es no comprarle spidermans, cómprale Barbies. Yya le dicho que tiene que venir de chulapa y que se quite eso de la cabeza…”
Me quedé blanca según me iba diciendo las cosas la profesora y pensé: “¿en qué hora le he contado yo a esta nada?, ¡ni yo he sido nunca tan radical con mi peque!”, Noelia me dijo a continuación: “mañana voy disfrazada de niña, vale mama?”. ¡Qué charla no le echaría la profesora!..

No obstante, la profesora me dijo que se lo iba a comentar a los profes, a ver si habían tenido un caso similar, pues le parecía muy curioso que lo tuviera tan claro lo de ser niño…
La tutora me mandó con la psicóloga del cole… “nada que los niños hoy quieren ser una cosa y mañana otra” que no le diera la menor importancia, que era normal… eso sí, que hay normas en la vida y esas había que aceptarlas, que le pusiera limites… No sé qué deciros con ese diagnóstico que me dio, pero vamos que en septiembre ya nos volveríamos a ver para ver cómo seguía.
Arancha, la tutora, me dijo, ya más tranquila, que no había de que preocuparse, que ya le había dicho la psicóloga que nada que son etapas y todos felices y todos contentos, menos yo claro, bueno la verdad que salí como diciendo: “bueno, si la psicóloga le quita importancia pues yo también”.
Pero Noe seguía en su línea, era muy complicado ponerle los martes y jueves el uniforme, no hay día que no me preguntara: ¿ y por qué me toca falda? Esto durante un año, le llegué a poner un pantalón debajo tipo malla, solo por no oírla.
Empezó el verano y claro no había normas para vestir y había que ir a comprar algo de ropa y, obviamente, sus gustos eran muy de “chico” pero yo se lo compraba y ya no le daba a elegir otras cosas, estaba un poco cansada pues me iba a dar igual.

Un familiar me dijo: “y ¿por qué no se lo dices a la pediatra?, y así tienes otro criterio más” y me pareció buena idea. La pediatra flipó, sí así como suena. ¿Qué puedo hacer? tengo a mi hija que me dice que es un niño. Le conté un poco lo que estaba pasando, lo que nos contaba, incluso que hacia pipí de pie (no siempre) pues la corregíamos más que nada porque se manchaba entera, claro.
La pediatra no me quiso dar ni cita con el psicólogo, pues quería hablar primero con él, pues lo mismo al ser tan pequeña, no me veía ni el psicólogo ¡sí flipante!, me llamaría y me diría lo que le había dicho el psicólogo.
Había pasado una semana y no me había llamado, así que tuve que volver y decirle: “hola quedaste en llamarme”… y por fin, tuvimos cita con el psicólogo. El caso es que el psicólogo, la verdad , es muy majo, con muchas ganas de aprender y muy amable. Nos conoció a todos, vamos a la familia. Y bueno, más de lo mismo, que era muy pequeña, que había que esperar y lo primero que le pusiéramos vestidos, y le contáramos la reacción que tenía Noelia… A cuadros nos quedamos.

Menos mal que mi hermano me llamó un día de esos y me dijo: “pon el documental de la 2”.EL SEXO SENTIDO, ¡qué maravilla! Claro, alucinamos y dejamos de negarle todas las cosas que nos decían que teníamos que hacer. No me puse en contacto con la asociación al principio, me daba mal rollo, no quería, pero no sé explicar por qué…
El caso es que un día vino una amiga peluquera y yo miraba a Noe y le dije: ¿quieres cortarte el pelo?, su cara ya cambió, “si puedo…”, “Claro que sí, cariño”, “pero corto, corto”, “sí, como tú quieras”. Cuando acabó mi amiga de cortarle el pelo, se fue al espejo y nos dijo: “¡hala! pero no puedo ir a cole con este pelo y llamarme Noelia!”. Y le dijimos: “sí, claro que puedes” y Noe dijo: “¿no puedo llamarme Oscar?”. Me temblaron las rodillas. “¿Y los pendienes me los puedo quitar?”, “claro que sí, cariño”… Todos los días me saltaba con alguna, no había día de descanso.

Una anécdota que me alucinó y ya fue como blanco y en botella es esta. En una sala de espera pasa una mujer :
-hola y tú ¿qué eres un niño o una niña?
Yo: – niña
Marcos: – niño
la mujer dijo : bueno será lo que quieras verdad, cariño.
Cuando salimos del médico me dice: ¿Por qué les dices que soy una niña, mamá?.
Le pedi perdón, que se me olvidaba que lo iba a intentar.(me costó lo suyo, no fue fácil ) me di cuenta de que él ya había dado el paso, faltaba yo. Con los ojos empañados le prometií que no iba a volver a ocurrir. Bueno, ese día mi hermano me animó a que llamara a la asociación y me dieron cita con Isidro y la cosa fue aclarándose un poco más, dando normalidad a lo que nos estaba pasando.

Todo este proceso no ha sido fácil, es más, muchas noches sin dormir, despertarme y creerme que todo era un sueño y que esto no me estaba pasando a mí…
Hoy por hoy doy gracias por estos años duros, increíbles y muy gratificantes:
GEACIAS MARCOS POR SER COMO ERES Y POR PONERNOS LAS COSAS TAN SENCILLAS.
Voy a hablar de dos personas porque en realidad es como yo lo siento, dos personas totalmente diferentes.
Noelia: muy tímida, no se relacionaba con nadie, ni con sus compañeros del colegio. Íbamos al parque y se escondía detrás de mí siempre, cosa que me llamaba mucho la atención, pues yo misma pensaba ¡qué rara es esta cría!, incluso con los familiares era demasiado tímida, yo no veía normal esa timidez tan grande, pero claro, piensas que hay niños que son así, y ya está.
Desde que hicimos el tránsito Marcos ha cambiado poco a poco, es verdad, pero lo primero que le cambió, y fue inmediato, fue su corte de pelo. Le dio una fuerza que ya se la noté en la mirada.
Antes de empezar el cole le di la oportunidad de cambiarnos de cole ya que si íbamos a otro nuevo a nadie le tendríamos que explicar el cambio. Y bien claro me dijo él: “mamá, nadie me va a decir nada, son mis amigos y no pasa nada”, claro a mí se me quedó la cara a cuadros, pues sinceramente para mí hubiese sido más fácil. Y ¡cómo no le iba a escuchar!, pues nos quedamos en el mismo cole. Marcos no veía problema por ningún lado.

Yo pasé ratos muy malos, me sentí muy sola, veía como la gente le miraba pero nadie se atrevía a decirme nada. Yo, sinceramente estaba agotada psicológicamente, no tenía ganas de nada, pero me hubiera encantado que alguien se hubiese preocupado de preguntarme o acercarse a mí, y charlar.
Ya cansada de que varios peques al salir del cole se acercaran a Marcos a preguntarle qué era y contemplar la pobre cara de Marcos, hablé con el cole, pero el colegio no estaba por la labor de enseñar ni ayudarnos en nada, ya con llamarle Marcos y dejarle el uniforme masculino ya sentía que había cumplido. Así que decidí ser yo quien pusiera la solución. Como tenía el whats app de los padres decidí escribir lo siguiente:
Hola, soy Mabel mamá de Marcos.
Ayer un peque en el patio me preguntó si Marcos era un chico o una chica. Ya que varios peques nos han hecho esa misma pregunta voy a compartir la historia de Marcos con vosotros para que las dudas que tengan los peques las podáis resolver.
Cuando Marcos nació su género asignado fue el de niña, y durante el primer año y medio asi fue tratada. Pero pronto, Marcos nos hizo saber sus preferencias en cuanto a ropa, juguetes, etc… No eran los esperados para una niña.
Nunca le dimos importancia a que su comportamiento de género no fuera el habitual. Empezó a aborrecer lazos, horquillas, vestidos, etc…

Pensamos que era una etapa, que ya se le pasaría, pero para nada, cada vez se hacía más fuerte.
Empezó a explicarnos lo que le pasaba, sentía en su corazón y en su cabeza que era un chico no entendía por qué su cuerpo no le correspondía.
Después de pasar por muchos especialistas nos explicaron que es un niño transexual. Su sexo asignado al nacer no corresponde con el psicológico y nos aconsejaron que lo mejor para él es que viva socialmente como se siente, como un niño.
Así que su padre y yo, como cualquier padre y madre, queremos que nuestro hijo sea feliz.
Marcos es un niño normal, como los demás, con sus virtudes, inquietudes y deseos y también con sus defectos.

Pedimos vuestra colaboración desde casa, pues tarde o temprano os preguntarán. Aunque no es lo habitual, no por ello debemos negar que existe y debemos aceptar.
Es un niño muy valiente, todos los días se tiene que justificar por lo que es, es fuerte, pero también se desgasta.
Gracias por la aceptación de estos compañeros que no han tenido ningún repara en aceptarlo como es.
Cualquier duda por vuestra parte o la de los peques no dudéis en preguntarnos con total confianza.
GRACIAS YA QUE MARCOS ES UN NIÑO MUY FELIZ POR LA GENTE QUE LE RODEA.
Con esta carta tan simple pero tan llena de información la actitud de los padres cambió. Ya empezaron a invitarle a cumpleaños, Marcos empezó encontrarse más a gusto con sus compañeros, casualidad, ¡no lo sé!, pero desde luego, la cosa cambió.
Y todo a mejor, empezando por Marcos y terminando por esos padres a quienes al principio les parecía todo un poco extraño, pero una vez que se hablan las cosas, todo cambia. ¡Hasta yo me quede más relajada!
Bueno pues Marcos es un niño feliz y nosotros con verle más, pienso que gracias al documental “El sexo sentido” nuestra vida cambió a mejor; no quiero pensar qué calvario seguiríamos viviendo…»

Ver Emocionante videoclip que retrata la realidad de los niños transexuales

Fuente: FundaciónDaniela

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