“Nuestra decisión de congelar los óvulos”

“En las últimas vacaciones de Semana Santa fuimos desde Madrid a visitar a mis padres, que viven en Tenerife. Ya el primer día mi padre sacó el tema: ‘bueno chicas, ¿y los nietos cuando? Marisa tú tienes un trabajo estable y te puedes embarazar’, le dijo a mi novia, ‘o tú Clarita, que no fumas y quizás será más fácil para ti, pero no nos hagáis esperar tanto, ¿eh?’”, nos cuenta Clara.

“’Papá, ¡pero si llevamos apenas un año y medio!’”. Clara y Marisa tienen 34 y 37 años. Viven juntas desde casi al mes de conocerse, y aunque tienen claro que lo suyo es para toda la vida, y quieren casarse y tener hijos, sienten que aún es muy pronto.

“Este verano nos iremos a Alaska y alrededores. Es un viaje que Marisa siempre quiso hacer. El siguiente me toca escoger a mí y haremos una ruta de un mes por Sudamérica. Y ya estamos pensando en el viaje de 2019. Y claro, después de eso ponernos a pensar en bebés, pero claro, está el temor de que nuestros óvulos se hagan más viejos y nos cueste más. Por eso después de analizar nuestras opciones y sentirnos más relajadas hemos decidido congelar los óvulos las dos”.

Luz congeló sus óvulos hace tres años, justo cuando terminó una relación de seis. “Hay momentos donde te das cuenta de que tienes en tu cabeza tu vida más o menos armada. Y de pronto todo cambia. Justo antes de dejarlo, mi novia y yo habíamos estado mirando clínicas para embarazarnos. Entonces ya tenía eso en la cabeza. Se terminó la relación pero no la idea de ser madre. Ahora tengo la tranquilidad de que cuando decida formar una familia con otra mujer, tengo mis óvulos ahí, más jóvenes y con mejores posibilidades de lograr un embarazo”.

La opción de Luz, Marisa y Clara es cada vez más común en mujeres treintañeras. Mujeres que, conscientes de que la vida reproductiva es finita, que nuestra fertilidad no dura para siempre, deciden congelar sus ovocitos con la mejor calidad posible.

Reprofiv, con clínicas en Madrid y Toledo, es una de las que ofrece el mejor servicio al mejor precio. El coste del tratamiento, que incluye la vitrificación por tres años, cuesta 2.500€.

¿Cómo se realiza? Durante más o menos 12 días se lleva a cabo la estimulación con hormonas gonadotropas, que permite conseguir un buen número de óvulos. Una vez se consigue la maduración de los óvulos se procede a la punción ovárica. Este proceso, que dura 15 minutos, se realiza bajo sedación anestésica, por lo que no se siente ninguna molestia.

¿Y tú? ¿Te planteas preservar tu fertilidad?

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