Los obispos belgas se han convertido en los primeros que deciden libremente bendecir la unión de parejas del mismo sexo, desafiando así los mandatos del Vaticano.
El programa se titula: ‘Estar cerca de los homosexuales desde el punto de vista pastoral. Por una Iglesia acogedora que no excluya a nadie’, y tal como su nombre indica busca hacer de la Iglesia un lugar en que todos quepan, independientemente de que se ame a alguien del mismo sexo o del otro.
No es casar a parejas de gays y lesbianas, pero sí es bendecirlas con una oración, algo que a los homosexuales católicos les parece necesario, aunque todavía no se alcance la igualdad real con las otras parejas.
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“Algunos homosexuales eligen vivir en pareja, en una relación duradera y fiel. Merecen igualmente nuestro reconocimiento y apoyo. Aunque no puede ser un matrimonio religioso, este tipo de religión puede ser fuente de paz y felicidad compartida”, señalan los obispos belgas. “Duele cuando estas personas sienten que no pertenecen a la comunidad o que están excluidas de ella. Quieren ser escuchados y reconocidos”.
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Los obispos alemanas también habían desafiado ya al Vaticano bendiciendo, un solo día, a las parejas del mismo sexo en todas sus iglesias. El Vaticano había mandado un documento muy cerrado y homófobo al respecto: “No es lícito impartir una bendición a relaciones, o a parejas incluso estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio (es decir, fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta, por sí misma, a la transmisión de la vida), como es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo”.