Como en todo, cada familia es un mundo, y por lo tanto encontramos diferencias de todo tipo entre unas y otras. El tema de ‘salir del armario’ no se queda atrás y por ello, los que te quieren, reaccionarán de mil maneras distintas ante algo que pueden o no esperarse.
Cuando sentimos la necesidad de dejar de ocultarnos ante nuestros seres queridos pasamos por una batalla interna marcada a veces por el miedo ante un posible rechazo.
Lo primero que tienes que tener claro es cómo te sientes, si estás cómoda contigo mismo y lo siguiente, tener en mente un abanico de posibilidades ante las diversas reacciones de tu familia y saber cómo actuar ante ellas.
Ármate de paciencia si no encuentras, de primeras, lo que esperabas de ellos. Entiéndelo, no todas las personas lo ven de la misma forma, y aunque se encuentren receptivos ante la homosexualidad o bisexualidad, puede ser distinto verlo en alguien cercano. Es como si la hija o hijo que han conocido hasta el momento deje de ser ella, aunque no sea así, estás mostrando una parte de ti desconocida para ellos y es una realidad diferente que deben afrontar.
A partir de ese momento, lo más seguro es que pasarán por una serie de etapas para comprender lo que les estás contando.
De primeras puede verse como un choque si no se lo esperaban de ninguna forma. Es cómo un tiempo de asimilación que les permita entender lo que acabas de soltarles, los motivos por los que antes no se lo has dicho y, en mal caso, que no tienen que preocuparse, que sigues siendo la misma persona que hace diez minutos.
Seguidamente, si no lo aceptan a la primera, entrarán en un bucle de negación. Éste puede ir desde una actitud totalmente hostil, rechazándote tajantemente sin posibilidad alguna de entendimiento, a una falsa aceptación obviando el tema, pasando por una negación de que tú seas así, obcecándose en que es imposible.
Algunas personas dan por hecho que se trata de una etapa, una búsqueda personal por la que un joven pasa para encontrarse y que, finalmente, se convertirá en una moda pasajera.
Otro tipo de reacción es el echarse la culpa a ellos mismos: ‘¿qué hemos hecho mal?’, ‘¿no te hemos dado una buena educación?’, ‘no he sido un buen modelo’… Esto se debe a que lo consideran un problema, algo que tiene solución o es un producto de un fallo en los valores inculcados. Incluso, si perteneces a una familia monoparental, pueden buscar ahí el factor culpable, es decir, el hecho de que no tengas una figura paterna o materna estable, para ellos, es la respuesta, es lo que lo ha causado.
Por tu parte, tienes que tirar de la empatía que tengas para decirles que no es su culpa, que no es culpa de nadie. La orientación sexual simplemente es. Intenta tener paciencia, dejar que ellos se centren y asuman que el hecho de que tú seas homosexual o bisexual es un algo natural, nada que tenga que ver con lo que has visto o cómo te has criado.
Tras toda esta amalgama de comprensión, llegará la parte de intentar saber de ti, de esa parte oculta que no les has dejado ver antes. Incluso pueden llegar a interesarse por tu vida sentimental, no es un control, simplemente es ganar la confianza que creían perdida en vuestra relación. Lo que tú les quieras contar ya va más con tu personalidad, si eres más abierto o reservado, pero lo que está claro, es que este paso les da la oportunidad de tranquilizarse y ver que llevas una vida completamente normal.
Un miedo que pueden tener en mente es el hecho del rechazo social, que, por ser homosexual o bisexual vayas a estar apartado del resto, este temor es algo muy común y contándoles la realidad de tu vida, de quién te rodeas, conseguirás que entiendan que no pasa nada por tener una opción sexual diferente y que la sociedad ha avanzado y no es como ellos piensan.
Finalmente, a medida que la situación se relaje, aparecerá, en casi todos los casos, la racionalidad. Y tras esto, pueden aceptarlo completamente, no entenderlo y respetarlo o, en el peor de los casos, rechazarlo. La mayor cantidad de casos que conozco se han resuelto muy bien, tras un periodo de negación, o de hacer como si nada hubiera pasado, la familia entra en razón y el amor da paso al entendimiento. Los amigos LGTB, novios y novias se suman como uno más de la familia.
Lo ideal sería que al contarlo no hubiera ningún tipo reacción chocante, simplemente un hecho más de tu vida que quieres compartir con ellos y se lo tomen como lo más normal del mundo, algo que forma parte de ti y que es así, sin darle más vueltas.
En buena parte de las ocasiones que no reaccionan del todo bien al principio, siguen queriendo a su hijo como siempre, entienden que no pasa nada, que su vida continuará normal y sin problemas. Y puede surgir una mayor confianza y compresión que es como el comienzo de una nueva etapa en la relación familiar.
Como decía, también pueden no llegar a entenderlo, pero el miedo de perder a sus hijos les obliga a respetarlo y, en mayor o menor medida, intentar que la relación siga estable y sin problemas. Aunque sí que es cierto, que, por ejemplo, el hecho de presentarles a tu pareja puede ponerles nerviosos y hacer que revivan alguno de las situaciones que ya han pasado. Tómatelo con calma.
Y, por último, la posibilidad más triste. El rechazo absoluto, la incapacidad de comprender les lleva a no querer saber nada de sus hijos, a hacer que ‘desaparezcan’ de sus vidas y a que tú, aunque no quieras, tomes la decisión de vivir sin ellos.
Sin duda se trata de una reacción violenta y muy homófoba. Pero que, afortunadamente, cada vez se ve menos. La aceptación social de la homosexualidad, la gran cantidad de referentes entre famosos y famosas, series, películas, publicidad, leyes, hace que los procesos se vivan con mayor normalidad, mayor apoyo y amor.
por Lucía Allende