¿Andas de rama en rama preguntándote por qué no das con la persona de tu vida? Existen innumerables artículos que hablan de que las parejas que funcionan se van juntas a la cama, disfrutan de los mismos programas de televisión o leen los mismos libros pero ¿qué es lo que realmente determina que dos personas acaben su vida juntas, incluso en familia?
Voluntariamente eliges a la persona por lo que te hace sentir y lo que despierta tu sexualidad. Ese balance entre cuerpo y sentimiento es lo que te decide a anidar en una relación. Sin embargo, los valores esenciales que hacen que una relación dure no tienen que ver ni con la atracción ni con el enamoramiento inicial, aunque estos, sin duda, son imprescindibles.
Hay personas que nos hacen confiar y otras que despiertan en nosotros inevitablemente, cierto recelo. Si os priorizáis el uno al otro, o la una a la otra, si os sostenéis en las circunstancias difíciles, tenéis el abono más importante de la relación: la confianza. No se refiere tanto a la exclusividad física como a saber que el otro siempre tiene en cuenta, a la hora de tomar sus decisiones, qué es lo mejor para ti. Cuando todo va bien es muy fácil estar en relación pero ¿confías en tu pareja si las cosas se tuercen? Generalmente la desconfianza en la pareja se suele deber a alguna laguna en la comunicación o a alguna experiencia pasada decepcionante. Todo se puede superar, pero saber que en momentos duros nuestra pareja manejará el conflicto y luchará junto a ti por un consenso, sin anteponer su necesidades, facilitará que emerja la confianza. Tener confianza en el otro hace que no temamos los momentos malos, y eso facilita que expresemos todo lo que sentimos y necesitamos sin miedo a represalias.
2. La admiración
Sentir orgullo por tu pareja es un seguro de vida para tu relación. La admiración, esa sensación de que siempre aprendes algo del otro, te mantienen enamorado atemporalmente. Fíjate si hay algo, por pequeño que sea, en tu pareja, que admires, que te sorprenda todavía o alimente tu curiosidad.
3. El sentido del humor compartido
Si tu pareja te hace reír, la posibilidad de que perduréis se multiplica. El humor compartido le quita gravedad a la pareja y facilita encontrar soluciones en los momentos de conflicto. Es como el aceite que hace funcionar a la máquina.
4. Mantener espacios propios
Nadie lo diría, pero las personas que tienen espacios propios, momentos de soledad para llevar a cabo sus hobbies o de reuniones con amigos sin su pareja, son las que más duran. Es común, cuando estamos en pareja, empezar a hacerlo todo juntos, hasta tal punto que cuando no está el otro, la actividad pierde interés y el resto de la gente se vuelve ajena. Nada sin nuestra pareja tiene interés y sentido. Si llegamos a ese punto, corremos el riesgo de que la dependencia acabe con nuestra pareja.
Mantener una esfera personal de vida, en nuestro trabajo, ocio o bienestar, independiente de nuestra pareja, suele hacer que esta perdure. En este apartado entra la autoestima: Para funcionar en pareja, primero tienes que funcionar contigo mismo. Si para dar un paso necesitas de la presencia o del permiso de tu pareja, tu relación está en peligro.
5. Ser flexibles
Dos personas capaces de adaptarse a las circunstancias y ser flexibles la una con la otra tienen muchas más posibilidades de durar que dos personas definidas por su rigidez. Elige bien tus batallas. A veces es el momento de defender tus ideales, y a veces el momento de ceder o de dejar que el otro exprese los suyos. Si crees que tienes la verdad en tus manos, dificilmente vas a encontrar a un otro que acate tus enseñanzas sin discutírtelas. Una pareja no funciona si ambos componentes no ceden de vez en cuando. ¡Recuérdalo!