¿Recuerdas cuando saliste del armario? ¿Fue una buena o mala experiencia? ¿Qué tal lo tomaron tus padres? Son tantas las emociones que se viven en ese momento. En mi caso conozco buenas y malas historias. Madres y padres que han acogido y amado, otros que se han tomado su tiempo pero han acabado entregando amor. Y otras malas, de padres que han cerrado las puertas para siempre.
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La historia de Ana María Murillo, de 26 años, es una de esas historias bonitas. Hace seis años le dijo a sus padres que era lesbiana. La familia Murillo vive en Costa Rica, país que aprobará el matrimonio igualitario el 26 de mayo de 2020.
Pero en ese momento ni siquiera había posibilidades de pensar en la igualdad de derechos para las personas homosexuales, por lo que los padres de Ana María, Adolfo y Vitinia, se convirtieron en activistas por los derechos de la igualdad LGTB.
Uno de sus objetivos fue el matrimonio igualitario. Comenzó una lucha que verá sus resultados el próximo año, cuando las parejas de lesbianas y parejas de gays puedan casarse.
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Los padres de Ana Maria vivieron un proceso de aceptación que los fortaleció como familia. »Yo salgo a la calle como si nada porque mi hija es un ser excepcional. Nosotros no teníamos conocimiento sobre la diversidad y poco a poco Adolfo y yo nos hemos educado», cuenta Vitinia, quien junto a su esposo se involucraron fuertemente en el activismo.
El año pasado los padres de Ana María se unieron a la campaña »Sí, acepto» a favor del matrimonio. «Decidimos participar […] porque queremos levantar la voz pensando en las personas que viven en zonas rurales y vienen de familias conservadoras. Queremos visibilizarnos. […] muchos chicos se han suicidado y felizmente Ana María nunca pensó en esa posibilidad. A ella nunca le ha faltado nuestro apoyo y queremos que la gente se da cuenta de la fortuna de ser padres de jóvenes homosexuales’’, contó Vitinia.