Mi hijo es muy de plurales.
El dormitorio de los padres, las copas de los padres, el coche de los padres,…Tiene dos padres, claro, y se le nota mucho. No está en absoluto armarizado y sus compañer@s de cole diferencian, perfectamente, entre papá y papi.
San José. Día del Padre. Abrazos, comidas en familia, regalos, brindis…
Reconozco que lo he celebrado muy poco. En mi infancia, allá en mi pueblo jaenero, los teléfonos tenían una o dos cifras (el nuestro era el 62), la televisión llegaba poco a poco a algunas casas y los anuncios comerciales no nos decía que, para demostrar amor al padre, había que regalarle una colonia o una corbata de topos, alternándose los años.
Con el tiempo, el día del padre (y de la madre) se fue generalizando y no había casa de bien que no intentase darle el lustre que un padre merece. (De paso, los comercios hacían su agosto)
Yo llegué tarde. Cuado la práctica se extendió, ya no vivía en mi pueblo. Y mi padre murió muy joven.
No tenía padre al que felicitar y no tenia hijos que me felicitasen.
El 19 de marzo no estaba hecho para mí.
No hasta hace casi 6 años. Entonces Alonso llegó a nuestras vidas, pero… tampoco desde entonces lo celebramos mucho. Mi hijo tiene dos padres y necesitaríamos un Día de los Padres, como a él le gusta llamarnos.
El modelo de jornada celebracional de padre o madre posee un marcado carácter comercial, alentado por todos los medios conocidos o desconocidos. Además, parte de criterios tradicionalistas que ya muchas familias no cumplimos. La formula de progenitores tradicionales, con unos hijos que continúan el linaje, se fracturó hace tiempo y no representa la diversidad familiar que hoy llena España.
Hace muchas primaveras que la escuela española dejó de celebrar estos días unitarios, para celebrar el 15 de mayo, propuesto por la ONU como Día Internacional de la Familia. Lo que resulta de lo más lógico. Las escuelas están llenas de niñas y niños procedentes de familias diversas, con una madre sola o un padre solo, o dos madres, o dos padres y una madre, o tres madres, o dos padres, o… las combinaciones son cada vez más diversas y los modelos se enriquecen con el paso del tiempo.
Ser padre es lo más hermoso que me ha pasado en la vida. Pero lo más grande que tengo es mi familia. La mía, la que junto a mi marido he construido. La que me explica y concreta. Esto del 19 de marzo no es para mí.
Celebraré el día de la familia y espero que mi hijo y l*s hij*s de mi hijo lo celebren igual, en el futuro, con la familia que decidan tener.
Y dicho esto, después, de estas filosofías de buena mañana, recordad que vuestros padres no vivirán siempre, de modo que ya estáis tardando. ¿Qué esperáis? Corred a decirle que lo queréis, dadle ese abrazo de corazón que lleváis tiempo deseando dar y que habéis guardado por pudor o cualquier otra tontería. Aprovechad el día y cerrad heridas o confirmad afectos. Perdonad y pedid perdón. Amad y dejaos amar.
Abrid la boca sonriendo y decidlo. ¡Te quiero papá!
Y celebremos que la vida es un río impetuoso que nos lleva adelante siempre.
¡Feliz día del Padre y, sobre todo, Feliz Familia!