Hace unos años, cuando estaba en el metro de Madrid con mi novia, una persona nos increpó. No lo hizo a la cara, lo hizo cuando nos bajábamos ella y yo de la mano y estaban a punto de cerrarse las puertas. «Lesbianas», nos gritó con rabia, pensando que quizás la palabra «lesbiana» sería un insulto para nosotras y no lo que es, un simple adjetivo más.
Me di la vuelta y un segundo antes de que se cerrara del todo le grité de vuelta: «Heterosexual». Incluso con la puerta cerrada del vagón escuché las risas del resto de los pasajeros.
Como española que soy tengo la inmensa suerte de vivir en un país donde he podido salir del armario sin miedo a mi seguridad física y emocional, donde me he podido casar con una mujer y donde he podido tener hijos. España es según las encuestas el número 1 en aceptación de la diversidad sexual
No he estado exenta de sufrir lesbofobia. Comentarios desubicados, miradas agresivas, e incluso esos actos de lesbofobia que no lo parecen. Los «no pareces lesbiana» o las múltiples intervenciones de hombres que sienten que dos mujeres juntas están incompletas en el acto sexual y ofrecen sus siempre inoportunos servicios.
Lee también: España es el país con más población LGTB de Europa
Pero nunca ha ido más allá y siempre lo he resulto de la misma manera: enfrentándolo.
Pero no es la realidad de muchas personas en el país, y menos en el mundo. En España, según el Observatorio contra la Homofobia, las agresiones físicas al colectivo LGTB han aumentado un 70% y los actos discriminatorios un 50%. Por otro lado, hemos bajado al número
El Observatorio alerta que los discursos de odio de la extrema derecha influyen en la intolerancia y el odio hacia las personas LGTB.
A nivel mundial el panorama no es muy alentador. En 1 de cada 3 países puedes ir a la cárcel por ser gay o lesbiana, y en 11 te pueden condenar a muerte.
¿Pero esto qué es? Si nuestro amor os molesta e incomoda que vuestro odio, realmente tenéis un problema muy serio.
No vamos a bajar los brazos ante el odio. Nuestro amor siempre ha sido más fuerte. Sobre todo un día como hoy, un 17 de mayo, donde recordamos a las víctimas de la LGTBfobia y decimos muy alto y unidos: Basta ya de lesbofobia, homofobia, bifobia y transfobia.