Hace 5 años cuatro niños, hermanos y medios hermanos de entre 2 y 8 años años, estaban bajo el sistema de protección estatal de menores.
Los pequeños estaban en una situación muy vulnerable de riesgo social y llevaban ya un año y medio dando vueltas por casas de acogida, hogares de menores y cuidados de algún familiar. Pero a esa altura ya estaban separados e iban a ser ingresados en un centro.
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Fue en ese momento cuando entraron a escena Sergio Rivera y Ramón González, y de un día para otro se convirtieron en papás.
Ramón, que en ese entonces tenía 45 años, era tío abuelo de uno de los niños, pero no de los cuatro, puesto que los pequeños compartían solo un progenitor.
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Como hace 5 años Costa Rica estaba lejos de aprobar el matrimonio igualitario y los derechos de adopción (recién lo ha hecho el 26 de mayo), Ramón quedó fuera del proceso oficial de acogida, no obstante sería sin duda uno de los padres de los chicos.
Pero luchar por acoger a los cuatro hermanos fue un camino de espinas.
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“El proceso no fue fácil, nos topamos con rechazo y discriminación. Los niños anduvieron de familiar en familiar durante mucho tiempo y a ellos no les exigieron requisitos que sí le pedían a Ramón. Nos criticaron la falta de experiencia y se le cuestionó a mi pareja que no estaba en su plan de vida hacerse cargo de cuatro niños. Entonces nosotros cuestionamos que ningún aspirante cumple esos requisitos, es una decisión que se toma en determinado momento ante una realidad. Esa fue una de las cosas que tuvimos que enfrentar».
“Tuvimos que ir a apelaciones, pararnos firmes para demostrarles que el rechazo inicial era infundado y que éramos una alternativa mucho mejor que un albergue”, aseguró Sergio, quien comentó que el proceso duró unos seis meses y hasta tuvieron que cambiar de oficina del PANI pues en la primera en la que tocaron puertas se toparon con discriminación muy frontal. Ya en la segunda oficina los trataron con dignidad y profesionalismo.
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“Ante el juzgado yo no soy nadie en este momento, yo no tengo ningún cargo. Pero para ellos, para los chicos, yo soy el papá, nos dicen papá a los dos. Yo me he encargado de matricularlos en el kínder, en la escuela, firmo tareas, aparezco como el autorizado en los cuadernos, los llevo a citas médicas, así que a codazos me he metido en la foto, como dicen”.
Y ahora por fin podrán hacer real el sueño de ser una familia legalmente constituida puesto que se encuentran en los trámites de adopción y matrimonio.
Los niños saben que aunque Ramón y Sergio no son sus padres biológicos, son su familia, que alguna vez tuvieron a una madre que no pudo cuidarlos y que por eso ahora tienen dos papás.
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“Más bien nos sentimos muy preparados, a muchos padres los niños les llegan sin manual, para nosotros ellos fueron nuestros ángeles. Nosotros hemos recibido mucha capacitación sobre límites y crianza positiva para enfrentar las diferentes etapas del crecimiento. Los niños recibieron atención sicológica y de apoyo escolar. Ahora se les puede reconocer como niños felices, les encanta jugar bola y play. Han tenido algunos problemas de aprendizaje y llevan terapia del lenguaje, pero era esperable. La idea es que sigan adelante”, comentó Sergio.
Enhorabuena a esta preciosa familia.