El sexo ha estado, por siglos, muy marcado con connotaciones negativas dentro de la sociedad, ha hecho falta el paso de muchos años para empezar a hablar de ello con naturalidad, y aún hoy en día sigue habiendo una gran cantidad de tabúes a su alrededor.
Esto se ve también en el uso de artículos y juguetes sexuales, habiendo sido etiquetados incluso de inmorales y vistos como perversiones.
Antiguamente, la aplicación de vibraciones en el clítoris se utilizaba como el método más efectivo para calmar la histeria femenina, sin que esto se considerara un acto sexual, puesto que no estaba presente el gran protagonista de la cultura patriarcal: el pene.
Para hacer más llevadero el trabajo de los médicos y la estimulación manual que hacían diariamente de los clítoris de sus pacientes, se inventó en 1860 la hidroterapia íntima, que no era más que la estimulación del clítoris con un potente chorro de agua.
En 1870 comenzaron a fabricarse las primeras máquinas vibradoras, pero eran grandes, aparatosas y costosas. Hasta que salieron al mercado las que funcionaban con pedales, baterías, manivelas y con corriente eléctrica. Muchas se vendían por prescripción médica. En las revistas se ofrecía como “La vibración que proporciona vida, vigor, fuerza y belleza” o “Instrumentos para la tensión y la ansiedad femenina”.
En 1952 la Asociación Americana de Psiquiatría decretó que la histeria de las mujeres era un mito y que las vibraciones no eran más que una simple y llana masturbación, por lo que los vibradores comenzaron a venderse camuflados en otros artilugios: rizadores de pelo, máquinas contra la jaqueca, aspiradoras, masajeadores de cuello y cualquier cosa que la imaginación pudiera concebir.
Todavía hay un largo camino que recorrer, pero ya han conseguido apartarse un poco de esa connotación. Hoy en día, las tiendas eróticas y los sex shops tienen poco que ver con los antiguos comercios que mezclaban lo lúgubre y decadente con carteles luminosos y luces de neón. Ahora pueden encontrarse artículos eróticos en tiendas que no están totalmente especializadas en estos temas, o pueden adquirirse por Internet desde la comodidad del hogar. ¡Y los diseños son realmente muy guapos!
¿Qué juguete sexual es para mi?
Entre los productos sexuales que más se venden se pueden encontrar los clásicos consoladores o dildos. Son los juguetes eróticos más antiguos, ya que se han llegado a encontrar dildos de hace alrededor de 30.000 años. Se pueden adquirir en muchos formatos, tamaños e incluso colores diferentes. Lo mismo ocurre con los vibradores. Los primeros que funcionaban con baterías pertenecen a la época victoriana. Ahora existen de muchas clases, desde dildos vibradores, a huevos que funcionan por control remoto y pueden manejarse a grandes distancias.
Entre la lista de artículos más vendidos están también los lubricantes, las bolas chinas, cuyo uso va destinado al fortalecimiento del suelo pélvico, y los anillos, vibradores o no, que se colocan en el pene para retardar la eyaculación y permitir la erección durante más tiempo. No escasean tampoco otros productos de fetiche como los artículos de bondage, arneses o esposas. Al final, es cuestión de probar entre todas las opciones y decidir qué juguete sexual nos gusta más.
¿Cuál es tu favorito?