Vivimos un momento histórico en lo que a inclusión LGTB en la Iglesia Católica se refiere. No es igualdad real, no, claro que no. Pero tomando en cuenta lo estricta, homófoba y conservadora que lleva siendo la Iglesia durante siglos, es sin duda un hecho para celebrar.
El Vaticano ha aprobado bendecir a las parejas lésbicas y a las parejas gays que así lo deseen. Un rito que a los ojos de los católicos se refiere a consagran ante los ojos de Dios a alguien, contar con su beneplácito y protección, por así decirlo. ”En su misterio de amor, a través de Cristo, Dios comunica a su Iglesia el poder de bendecir. Concedida por Dios al ser humano y otorgada por estos al prójimo, la bendición se transforma en inclusión, solidaridad y pacificación. Es un mensaje positivo de consuelo, atención y aliento”, dice el texto.
La declaración, que además incluye a parejas de hecho y matrimonios civiles, ha sido presentada por la Santa Sede este lunes, y es la respuesta que muchos «rebeldes» de la iglesia esperaban.
Ya os habíamos contado de cómo obispos alemanes habían desoído las órdenes del Vaticano y organizaban encuentros para bendecir a parejas católicas del mismo sexo.
Desde el año 2013, cuando el Papa Francisco dijo que él no era nadie para juzgar a gays y lesbianas, la Iglesia ha entrado en un espiral de muy pequeños pero significativos pasos de inclusión del colectivo. Como cuando el Papa dijo a madres y padres de jóvenes LGTB que Dios amaba a sus hijos tal como eran, que hombres gays y mujeres lesbianas tenían derecho a conformar familias legales, cuando pidió a padres y madres no condenar a sus hijos homosexuales y apoyarlos, o como hace un mes cuando el Vaticano aprobó bautizar a transexuales y a hijos de familias homoparentales.
Otro momento histórico lo vivimos hace un mes, cuando el Papa Francisco se reunió con Jeannine Gramick, monja lesbiana y activista de fama mundial, para hablar de inclusión LGTB.
El Vaticano ha querido dejar claro que solo se trata de bendecir a parejas del mismo sexo, que no es un equivalente al matrimonio, lo que sigue reservado a parejas heterosexuales. Será cosa de tiempo, ¿no?