Lo han vuelto a hacer.
Tras su defensa a ultranza, en pleno debate sobre adopción homoparental, de la familia como un ente que solo comprende un padre y una madre que conciban hijos a través de una fecundación exclusivamente natural, Dolce & Gabbana se han atrevido ahora a posicionarse frontalmente contra la comunidad gay en conjunto:
Esta vez ha sido Stefano Gabbana, activamente conservador, quien ha publicado en su Instagram una foto de una camiseta que reza «No soy gay, soy un hombre» en inglés. El mensaje de la camiseta es un tanto ambiguo, pero ha caído como un jarro de agua fría porque llega tras sus recientes declaraciones al periódico Corriere Della Ser donde afirmó que no quería que le llamaran gay. «No quiero que me llamen gay. Biológicamente soy un hombre (¿es esta una alusión transfoba?) La palabra gay fue inventada por aquellos que necesitan etiquetar a las personas. (…) No quiero ser asociado con el término gay porque automáticamente me vincula a una comunidad que siente la necesidad de defenderse cuando no hay nada que defender”.
Para más inri, Gabbana ha aprovechado que varios diseñadores de moda se han negado a vestir a Melania Trump tras las decisiones homófobas de su marido en el gobierno, para ofrecerle sus servicios. Automáticamente Gabbana ha comenzado a trabajar con la Primera Dama.
Muchas han sido las críticas a la firma por este hecho y de nuevo son multitudinarias las llamadas al boicot a la firma, a lo que ellos han respondido disponiéndose a parodiar a sus «izquierdistas opositores».
Un desastroso ejemplo de homofobia internalizada en una pareja homosexual.