Ser padre o ser madre es un oficio que requiere generosidad y madurez. Como seres imperfectos que somos, es fácil que nuestra labor de padres se vea influenciada por otros elementos de nuestra vida personal: Es común que nuestros hijos no se lleven bien con nuestra pareja, que no hagan buenas migas con los hijos de nuestro compañero, etc. Sin embargo, nuestras decisiones tienen mucho que ver en el curso de nuestra relación paternal y maternal, y evitar cometer los siguientes errores nos ayudará a que, tarde o temprano, alcancemos una convivencia positiva entre todos:
1.No tengas prisa de presentarles a tu pareja, pero tampoco la escondas.
Aunque tengas una comunicación excelente con tus hijos, donde os contáis muchas cosas y la confianza es plena, no tienes la necesidad, ni es del todo recomendable, que les presentes a cada persona que pasa por tu vida sentimental. Tu hijo necesita una coherencia en su familia, mas que un desfile de parejas sentimentales de su mamá o papá. Es recomendable que le presentes a tu pareja como «tu pareja» cuando la cosa vaya echando raices. Llegado el día, recuerda que no tendrás el control de la situación; será la propia sinergia entre ambos lo que haga que se lleven mejor o peor. Sin embargo, no es necesario que sufras por ello. Cuando de hijos y parejas se trata, una relación siempre empieza de una manera y acaba de otra totalmente diferente: Ten paciencia, si hay amor, algún día conectarán.
2.Tus hijos no son los hijos de tu pareja. No les confundas.
Imagínate que decidiste tener hijos con tu pareja anterior y lo llevásteis a cabo. Sin embargo, al año de vida de vuestro primer hijo la unión entre vosotros no funcionó y la pareja se rompió. Inesperadamente conociste a una persona de la que te enamoraste locamente y que le hubiera gustado ser padre. Imagínate que tu eres el padre o madre biológico del pequeño y la otra persona, por la razón que sea, no puede defender legalmente su paternidad ¿Qué facil sería que nuestra nueva pareja asumiera el rol de padre o de madre en lugar de la persona que tanto daño nos ha hecho, verdad? Sin embargo, aunque un deseo irrefrenable nos incite a alejar a nuestros hijos de la persona con la que hemos acabado en conflicto, sólo satisfaríamos deseos egoístas, pero no haríamos ningún bien a nuestro hijo. La persona que se consideraba como la madre o padre del niño, el día que ese bebé llegó al mundo, será su padre o su madre para siempre. La paternidad no es un concepto variable, adaptable a las circunstancias, sino inamovible, si queremos que nuestro hijo crezca desarrollando un apego estable. Lo único con caracter inestable son las relaciones; Si esa pareja en el futuro no funciona, ¿Quién tomará el rol de padre? ¿Tu siguiente pareja?
Una vez tomada la decisión de formar una familia, no hay vuelta atrás. Esa familia estará compuesta por los elementos que la formaron y su descendencia. Por eso es tan importante tomarse en serio la paternidad. Darle a tu hijo una coherencia familiar es básico para su desarrollo; No dejes que tu situación sentimental influya en eso.
3.Evita triangular a tu hijo en la comunicación con tu pareja
Por muy mal que se lleve tu hijo con tu pareja, no es beneficioso en absoluto que tu hijo participe o escuche de vuestros conflictos cuando estéis mal. Por muy bien que se lleven, evita a toda costa que tu hijo sea usado como anzuelo para favorecer un reencuentro o reconciliación. En definitiva, trata de que no sea partícipe de los vaivenes de tu relación. Parece imposible, pero es habitual ver en terapia de pareja como, movidos por el rencor o la inseguridad, las personas pueden llegar a usar a los niños como arma arrojadiza o como excusa para comportamientos cuestionables, algo que deberíamos evitar a toda costa.
En definitiva, cuando tenemos un hijo, también nos comprometemos de por vida con una familia, ya sea monoparental, homoparental o heteroparental. Es importante que podamos separar este hecho de la situación sentimental que estemos viviendo en cada momento.
Psicóloga psicoterapeuta