Probablemente, este sea uno de los miedos más extendidos entre padres y madres: que los hijos no sufran. Y cuando escapan de nuestro “radio de supervisión” y comienzan a socializar este miedo se vuelve más escurridizo. No queremos sobreprotegerlos pero tampoco queremos dejar de saber si les ocurre algo que les hace sufrir. No queremos agobiarlos pero tampoco queremos dejar de tener “ojos” en sus vidas.
Y uno de los lugares en los que pueden sufrir es el colegio. Porque la sociabilización no siempre es sencilla y, en ocasiones, en algunos grupos surge la figura del agresor que no es más que una persona que intimida a otras porque son diferentes. Las razones de la discriminación son múltiples: aspecto físico, raza, creencias y/o la orientación sexual propia o, incluso, de los padres/madres.
Si nos encontramos con el caso de que nuestro/a hijo/a es víctima de acoso escolar, ¿qué podemos hacer? En primer lugar, informarnos. Hay infinidad de recursos procedentes de organismos oficiales y, aunque el caso de acoso porque los padres sean homosexuales no suele aparecer entre los casos tratados, sí podemos encontrar información de interés. A continuación, os dejamos enlaces a documentos que os pueden resultar útiles:
- Protocolo de actuación en situaciones de bullying, del Ministerio de Educación Pública de Costa Rica en colaboración con UNICEF.
- Página sobre Convivencia Escolar del Ministerio de Educación de España, con múltiples recursos e, incluso, divididos por Comunidades Autónomas.
- El documento “Abrazar la diversidad: propuestas para una educación libre de acoso homofóbico y transfóbico” del Ministerio de Sanidad español.
Además de informarse, hay que emprender acciones. Para ello, hemos consultado a la psicóloga especialista en Psicología Afirmativa LGBT, Paula Alcaide, que nos da una serie de recomendaciones a los padres/madres.
En primer lugar, trabajar la propia asertividad para así poder transmitírsela a nuestros hijos. Enseñarles que todos tenemos nuestros límites y que podemos y debemos decir NO cuando creemos que estos se van a sobrepasar. Y no hay mejor forma de enseñar que con el propio ejemplo, así que, como Alcaide nos indica: “no todo se acepta, a veces hay que poner límites pero no desde la rabia sino desde la serenidad y sabiendo cómo proceder”.
En segundo lugar, debemos potenciar la comunicación con nuestros hijos. “Al explicarles que han pasado por momentos difíciles y que los han superado se convierten en un modelo de superación y se genera la empatía y confianza”, nos explica Alcaide.
Y en tercer lugar, recomienda tomar la responsabilidad de intervenir. Se debe hablar con el colegio, con otros padres, con los hijos y emprender acciones para que esa situación de acoso desaparezca. Como Paula Alcaide indica, se puede pedir ayuda a asociaciones LGBTI, promover actividades desde las AMPAS y desde el colegio (“por ejemplo, creando grupos pequeños en los que se habla del tema en clase, se genera la figura del observador o mediador y se realizan emparejamientos entre perfiles diferentes para que en vez de atacar a las diferencias se respeten unos a otros”, nos cuenta Alcaide).
En palabras de Paula Alcaide, las situaciones de acoso escolar son superables. Para evitar que nuestros hijos puedan llegar a ser víctimas de bullying “hay que fomentar una buena autoestima, sobre todo, en hijos a los que les cuesta sociabilizar, que son sensibles y que tienen vergüenza o conformismo frente a los grupos sociales”. “Tienen que tener la seguridad que su familia está ahí para ellos y fomentar un espacio de confianza entre los diferentes miembros de la familia para que no existan tabús”.