Emile Griffith llegó a ser Campeón Muldial de Boxeo, compitiendo tanto en la categoría welter como en la mediana. Era el primer nativo de las Islas Vírgenes de EEUU en ser campeón del mundo, pero algo cambió para siempre su vida el 24 de marzo de 1962. Había llegado el día de un esperado combate y su contrincante, Benny Paret, aprovechó el pesaje de ambos para llamarle maricón publicamente y darle una palmada en el gluteo burlonamente, aludiendo a los rumores sobre su homosexualidad. Aquello estuvo a punto de terminar en un combate adelantado, pero Griffith aguantó la rabia y cayó.
Sin embargo su ira era tan extrema, según cuenta el escritor estadounidense Norman Mailer, quien vivió y relató el suceso en su periódico, que el verdadero combate acabó con Paret en coma. Mailer cuenta en su artículo como los golpes de aquel encuentro retumbaron en la arena como si se tratara de un bate golpeando una calabaza.
El boxeador murió diez días después.
Emile no volvió a ser el mismo. Empezó a perder combates. Él mismo explicó a su público que desde el accidente cuidaba mucho sus golpes, temiendo que volviera a pasar algo semejante. Sin embargo, aunque no volvió a tocar la gloria del boxeo, Griffith ya era una leyenda para los amantes de este deporte.
Hasta que cuarenta años (foto inferior) más tarde se llenó de valor y confirmó su homosexualidad en público. Desgraciadamente esta revelación le supuso el rechazo colectivo de su gremio y sus fans.
Una frase dolorosa resumió el costo de hacer pública su vida privada: “Cuando maté a un hombre me lo perdonaron, pero cuando dije que amo a un hombre me dejaron solo”.
El puertorriqueño Orlando Cruz es un boxeador en activo que hace poco afirmó ser gay. Para él tampoco ha sido fácil, pero habla con admiración y tristeza de su colega de profesión: “En los años que vivía Griffith lo mataban si aceptaba que era gay”, afirma con rotundidad, «Negro y homosexual, eso era lo peor en la época de Griffith»
Orlando disputó el Campeonato Mundial de Peso Pluma de 2013 con un calzoncillo con los colores del arcoiris, en lugar de los de la bandera de su país, como es costumbre. El boxeador afirma que ser visible da referentes a una población, la deportista, que vive bajo el peso de los estigmas.
Sin duda, este hombre no solo es valiente en el ring.
Ver también El boxeador gay, Orlando Cruz, se casa