La siguiente carta de una lectora ha conmovido a nuestra redacción. Se trata de una madre lesbiana que ha decidido sacar adelante una familia sola, con la oposición frontal de su familia de origen:
«Hola. Me encanta todo lo que publican. Soy lesbiana y madre biológica de una hermosa niña de 4 años, y me gustaría contarles lo difícil que ha sido adquirir este papel, dado que mi familia se niega rotundamente a que una mujer lesbiana críe sola a su pequeña. Aunque mi madre es muy homófoba, yo he intentado por todos los medios llevar una relación cordial con ella por mi hija, pero lamentablemente en estos momentos estoy teniendo problemas con mis padres, ya que me la quieren quitar. Han recurrido incluso a acusarme de abusar sexualmente de ella, llegando al extremo de hacerle un cultivo de exudado cérvico-vaginal. Me ha tocado llorar muchas noches. Sin embargo, no me arrepiento, mi hija es la niña más hermosa sobre este planeta, es educada, cariñosa, y nos queremos mucho. Les platico todo esto porque seguramente como yo, hay muchas otras mujeres que se han cuestionado defender su orientación, que se han visto tentadas a desistir en esta lucha diaria…y me encantaría que tocaran el tema, para animarlas, para que sepan que no estamos solas, que las leyes nos apoyan, y que la familia la componen quienes nosotros queremos, nuestros amigos, nuestra pareja…No es fácil ser mamá soltera, y ser mamá soltera y lesbiana, puede ser aun mas complicado, pero al final todo vale la pena. Ver todas sus publicaciones de familias hermosas me llena de emoción, gracias por hacerme los días mas gratos».
Sin duda la circunstancia que vive nuestra lectora es difícil.
¿Cómo podemos enfrentar un rechazo y unas acusaciones tan brutales como las que ha padecido nuestra lectora?
Cualquier juicio social es potencialmente capaz de minar la autoestima y la paciencia de cualquiera, por muy fuerte de carácter que sea. Y mucho mas si viene de nuestra propia familia. Y es que somos animales sociales; necesitamos de los otros. Por consiguiente no tiene sentido hacernos los invulnerables. Intentar que no nos afecte o hacer como si no nos importara. Mas útil es aceptar nuestra realidad y nuestro inevitable dolor y tratar de compensarlo buscando un grupo de apoyo e incluso aprendiendo a ser una fuente de apoyo y comprensión para nosotros mismos (algo no tan común como debería).
La estrategia de afrontamiento principal, por tanto, es la de pedir ayuda y crear una buena red de apoyo de amigos y desconocidos. Nuestra lectora ha sido inteligente al buscar apoyo en sus allegados y considerarlos su nueva familia, así como al compartir con Oveja Rosa su historia, y es por eso que hemos decidido publicarla. Le proponemos a la vez que trate de expandir esta red de apoyo en alguna asociación comprometida con la realidad LGBT donde poder denunciar estos hechos y sentirse en casa. Un lugar cercano a su residencia donde pueda conocer a gente que haya vivido o viva circunstancias semejantes.
VER: Beneficios de la Visibilidad LGTB
Otra herramienta a tener en cuenta será no tratar irrefrenablemente de hacer entender a sus padres que es una persona normal y susceptible de tener la mejor familia del mundo. Si alguien no quiere entender, intentar que entienda es solo una fuente de frustración y rabia. Llegados a un punto de conflicto como el de nuestra lectora, es casi mejor poner distancia. En realidad, dichas personas están tratando de invadir nuestra vida privada e invalidar nuestras decisiones. Nos están condenando desde una superioridad moral irreflexiva donde es imposible el diálogo: Es duro poner distancia con seres queridos, pero a veces es mucho más duro no ponerla. Es mas, un alejamiento a tiempo a veces permite un acercamiento posterior cuando todo amaine y si todavía se desea.
Otro recurso posible sería buscar ayuda profesional. Imagino que la pequeña tiene ya una relación afectiva con sus abuelos y este enfrentamiento puede también hacerle sufrir: Tal vez su tutor en el colegio, y/o el psicólogo del cole, puedan ayudarle a sobrellevar el proceso. Si fuera posible encontrar un abogado que hable es su nombre con su familia y que le informe de sus derechos, le evitaría el duro momento de tener que defenderse de sus reproches y acusaciones en primera persona. Si necesita empoderarse, un psicoterapeuta también puede ayudarle.
En definitiva, se trata de saber que, por suerte, no esta sola, y de usar todos los recursos de los que dispone para asegurar su bienestar y el de su hija.
Esperamos haberte ayudado.
Ah, y ¡Felicidades por haber creado su hermosa familia!
Rocío Carballo
Psicóloga psicoterapeuta
(Presencial y On-Line)