“Mmm… ¿De verdad tenemos que bailar delante de todo el mundo? ¡Qué vergüenza! Tú bailas mejor, porque yo sé que voy a hacer el ridículo”… Y comienza la dura tarea de decidir si habrá apertura de baile o no, que es un momento especial en toda boda, aunque suele imponer bastante respeto por la falta de costumbre que tenemos de mostrarnos frente a todos sabiendo que toda la atención está sobre nosotros.
Hasta hace pocos años, el vals era el rey indiscutible de ese momento, y todo el mundo lo bailaba aunque no les gustara o se liaran con los pies, pero “es lo que se baila”. De vez en cuando encontrabas alguna pareja valiente que decidía cambiar de registro y sorprender a los invitados con otro tipo de canción más afín a sus gustos y su estilo, aunque no era lo habitual.
Mientras esa corriente moderna se colaba en las bodas, hubo un tiempo en que se puso de moda comenzar el baile con un vals, y de repente sonaba como si se hubiera estropeado el audio, los novios miraban con cara de “¿Qué está pasando?” entonces cambiaba la música radicalmente y los novios comenzaban una coreografía trabajada y practicada a escondidas para causar más impacto.
Quizá este estilo hizo que se afianzara aún más la personalización de ese momento, y las parejas empezaran a buscar canciones con las que se identificaban o que tenían un significado especial en su relación, y el vals se sustituyó por las baladas, el twist, las bandas sonoras de películas, el foxtrot, el tango, la bachata, el bolero e incluso el rock.
Actualmente todos los géneros están aceptados en el momento de inaugurar el baile porque no deja de ser algo representativo de la pareja, y cada una es un mundo.
Otra cuestión es que os dé más o menos vergüenza, para lo que siempre pueden encontrarse soluciones alternativas, como hacer un baile de grupo con vuestros mejores amigos, o comenzar bailando con los padrinos o madrinas, y una vez que hayan salido los invitados a bailar, hacer un intercambio de parejas.
También está la opción contraria, la de aprovechar el momento para demostrar vuestra soltura y lo que os marcó Dirty Dancing. Hay empresas que crean coreografías específicas para cada pareja y si conseguís que nadie lo sepa y sea sorpresa, dejaréis a todos con la boca abierta.
Al fin y al cabo, es otra muestra más de vuestra personalidad, que acompañada con un poco de música y un compás especial hará de ese momento mágico algo que todos recordarán.
Macarena Bellido
Wedding Planner