«Cuando me propusieron que contara mi historia en la revista Oveja Rosa me pareció raro, a quién le va a interesar la vida de una señora lesbiana, una señora ya bien entrada en años como yo. Aunque me siento joven, no me siento «anciana», como el dicen a veces a las mujeres mayores de 70.
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Me siento joven, radiante y más enamorada que nunca. Mi nieta me dice que soy una Holland Taylor, yo no conocía a esa actriz, pero me contó que es lesbiana, me mostró la foto, es de muy buen ver, y tiene una novia 35 años menor. Me dio risa, mi pareja es menor pero no tanto.
Yo me casé muy joven y con un hombre. Me casaron más bien, era lo que tocaba. No se concebían las cosas de otra manera. De ese matrimonio nacieron cinco hijos y de esos cinco hijos solo quedan 4. Perdí a un hijo hace diez años, en un accidente. Lo más doloroso que puede pasarle a cualquier madre, cuando mi hijo se fue pensé que no podría nunca volver a ser feliz, nunca más podría volver a reírme o sentirme plena.
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Pero yo sé que mi niño, que aunque tenía 37 años era mi niño, me manda desde el cielo fuerzas y me mandó a Tere para ser feliz los últimos años que me quedan.
A Tere la conocí en unas reuniones de un club de mujeres al que empecé a ir. Ese día la charla era reconectar con la sexualidad y lo pasamos muy bien, nos reímos todas y hablamos de nuestras experiencias.
Yo estuve casada más años de los que me hubiera gustado, pero a los 40 tuve mi primera experiencia con una mujer. De los 45 a los 54 una relación con una mujer a la que quise mucho. Y desde entonces sola, sobre todo después de la muerte de mi niño.
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Mi vida sexual con mi marido era muy aburrida y no tuve nunca un orgasmo, hasta la que no empecé a salir con mujeres no sabía lo que me estaba perdiendo.
A veces me parece muy triste que las mujeres hayamos estado tan reprimidas, las mujeres de mi generación, que no hayamos podido experimentar o decidir. No te haces una idea de la cantidad de lesbianas que han tenido que seguir vidas heterosexuales porque era lo que había.
Mi pareja y yo tenemos un año juntas y creo que ha sido uno de los mejores de mi vida. Tere y yo tenemos tanta complicidad, nos reímos de todo, tenemos vidas largas que contarnos, queremos hacer viajes juntas, las dos somos buenas lectoras y nos gusta el cine, así que nos pasamos días enteros viendo películas y leyendo.
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Es una cosa muy bonita poder disfrutar tanto de la compañía de alguien. Mi nieta me preguntó un día si me hubiera gustado conocerla 50 años atrás. Y sí, por gustarme me hubiera gustado, claro, pero no sé si nos habríamos entendido, no sé si nos habríamos permitido vivir lo que ahora vivimos, creo que nos conocimos en el mejor momento que teníamos que hacerlo, en el momento perfecto.
Así que lo único que puedo decirle a las lectoras es que nunca sabes en qué momento te va a encontrar el amor»