Madre coraje: la lucha de Maribel Blanco por recuperar a su hijo y por ayudar a otras madres lesbianas

Parecía perfecto. Maribel y Lidia (nombre cambiado) llevaban 9 años juntas, se querían y decidieron formar una familia. Se embarazó Lidia, porque era más joven.

El niño nació en 2003, 2 años antes de que se aprobara el matrimonio igualitario, por lo que legalmente sólo figuraba como hijo de Lidia.

maribel blanco“Yo no quería llevarlo tan pequeño a la guardería”, comenta Maribel en entrevista a Oveja Rosa, “por lo que decidimos que yo me quedaría con él para trabajar el apego del bebé. En los 6 primeros de vida no tocó al niño, tenía depresión postparto. Salía mucho de casa, no lo cogía. Pasaba en la calle y claro, la relación se fue deteriorando. Estaba todo preparado para que nos casáramos en septiembre, después de la aprobación del matrimonio. Pero las cosas estaban mal y nos separamos. En ese momento ella me hizo la vida imposible con lo que más quería: mi hijo. No me dejaba verlo y cuando un juez me permitió las visitas, ella puso una demanda falsa de que yo maltrataba al niño y a ella”.

Desde ese momento el sueño de la familia se volvió una auténtica pesadilla para Maribel. Al no estar casada con Lidia, como exige la ley, los hijos, aunque nazcan en pareja y se consideren de ambas, sólo figuran como hijos de la madre biológica.  Desde ese día y por 8 años ha pasado entre 2 o 3 días cada semana en los juzgados. Se ha gastado más de 150 mil euros en procedimientos judiciales, ha perdido el chalet en el que vivía y a gran parte de sus clientes.  

¿Cómo ha sido la lucha de estos 8 años?

Terrible. No poder ver a mi hijo. He pasado una vez 8 meses y otra 3, sin poder estar con él. 2 o 3 días por semana en juzgados. Más de 300 juicios de faltas, muchos juicios penales.  8 o 10 apercibimientos. Amenazas por teléfono, y hasta una paliza que me dio su familia. Le pusieron una indemnización de 1800 euros por esto, pero ni eso han pagado. Estoy en la ruina absoluta. No tengo un duro. Tenía un muy buen trabajo en diafroterapia, con mucho prestigio, pero durante 8 años cambiando la cita de mis pacientes, obviamente los voy a perder.

Ella alega que tiene estabilidad con ella. ¿Pero qué estabilidad? En este tiempo ella ha estado en la cárcel más de un año, a mi hijo se le ha cambiado de colegio a mitad de curso para que no se relacionara conmigo, siete veces de casa. Ha hecho recursos en el que me comparan con un perro, diciendo que los ancianos y los perros no pueden tener hijos. He pasado por muchas vergüenzas.

¿Y qué has conseguido?

Que se me reconozca legalmente como madre del niño. Puedo ver al niño tres horas a la semana, tenerlo fin de semana alterno, y la mitad de las vacaciones.

¿Cómo ha vivido tu hijo este proceso?

Lo pasó mal. Una profesora de infantil lo ponía cara a la pared cuando se refería a mí como “mamá”.  Pero mi niño es un niño con una gran capacidad de lucha, feliz, maduro. Me tranquiliza, me dice ‘sé que eres mi madre, y me da igual lo que digan estos señores, no te preocupes porque sé que lo vamos a conseguir’.

¿Son muchas las mujeres que están en tu situación?

No lo he hecho sólo por mi hijo y por mí. Lo he hecho porque somos muchas en esta situación, quedándome muchas veces sin comer, sin pagar la luz. Pero es que son tantas las mujeres que no pueden. Lo que vivimos es una discriminación absoluta. Los heterosexuales pueden inscribir a sus hijos sin problemas. A nosotras nos obligan a casarnos, a llevar el papel de la clínica de inseminación.

Por eso hemos sacado adelante esta propuesta en Change.org. Porque cada paso que se da en materia de igualdad, es un beneficio para todos.

Nos hemos dormido. Pensamos que después de conseguir el matrimonio lo teníamos todo. Pero no es así. Una de las mujeres que está en la plataforma (petición de Change) está de acuerdo en filiar a sus hijos con su ex pareja y no las dejan porque no están casadas.

Eres ya una heroína en esto de la maternidad lésbica y sus derechos.

Desde la sentencia del Supremo soy una especie de heroína. ¿Pero antes? Antes me callaban, me pedían que no diera la lata, a nadie le importaba, buscaba ayuda y nadie me abría la puerta.

¿Ni las asociaciones LGTB?

Pues mira, cuando de verdad empecé a sentir apoyo es cuando entré en Bolo Bolo de Castilla y la Mancha, a quienes les agradezco. Fundación Triángulo me ha apoyado mucho también. Con la Federación ha sido un desencuentro total hasta ahora. No me apoyaron, se me decía: ‘haberte casado’. Yo siento mucho que haya sido así, pero tengo que decir cómo han sido las cosas.  Ahora, a partir de la sentencia, si ha habido un cambio. Pero yo soy visible desde el momento en que se llevaron a mi hijo.

Si quieres hacer una donación para la campaña de lucha de Maribel Blanco, puedes aportar aquí

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