La lactancia inducida es aquella que se produce cuando una mujer que no ha tenido embarazo previo da el pecho a su hijo no biológico. Estos casos suelen darse mayormente en madres que han adoptado y quieren amamantarlo para poder ofrecerle los beneficios de la leche materna, pero cada vez son más habituales en parejas de mujeres lesbianas en las que ambas desean dar de mamar al bebé para aumentar el contacto cuerpo a cuerpo con él.
Este tipo de lactancia necesita de un tratamiento hormonal previo al nacimiento del bebé para imitar los cambios que se producen en los pechos durante el embarazo y que le permitan amamantar cuando llegue la hora. Es por ello por lo que si estáis pensando en compartir la lactancia lo consultéis cuanto antes con vuestro médico ya que muchas madres necesitan, además, medicamentos para mejorar la producción de leche.
Está comprobado que la capacidad de producir leche viene determinada por la correcta estimulación del pecho. Cuanto más frecuente es la estimulación, más leche conseguirá producir la mama, por lo que es recomendable estimular el pecho aproximadamente cada tres horas, bien de forma natural o bien de manera artificial.
Por otro lado, el vaciado de la leche es lo que provocará el aumento de la producción. Ante la succión, tanto de un sacaleches como del niño, el pecho de la mujer va a promover un aumento de la prolactina (la hormona que estimula la producción de leche) y de oxitocina (que actúa causando la secreción de la leche).
Otra de las opciones, aunque un poco más compleja, es utilizar un suplementador de leche, que evita la confusión de succión al bebé, especialmente si le dais el pecho las dos, ya que este succiona el pecho directamente mientras, a su vez, recibe el suplemento de leche necesaria. El empleo de un suplementador consiste en la colocación de una sonda que se adhiere por un extremo al pezón y por el otro extremo se introduce dentro de una bolsa con leche artificial, lo que permite que el niño estimule la producción de leche materna gracias a la succión del pezón y al mismo tiempo pueda alimentarse hasta que la otra madre produzca leche.
Pero lo verdaderamente importante de la lactancia inducida no es la cantidad de leche que la madre consigue producir, sino la seguridad emocional que reciben tanto el niño como su madre y la alegría de compartir con tu pareja algo tan maravilloso como darle el pecho a vuestro bebé.