La situación del colectivo LGTB en Hungría es terrorífica. Desde que gobierna la extrema derecha se ha vuelto peligroso identificarse como gay, lesbiana, bisexual o transexual.
Pero es que ahora el país, bajo el control homófobo de Viktor Orbán, ha aprobado una ley muy peligrosa para nuestras familias.
Esta ley permite a cualquier ciudadano denunciar de manera anónima a las parejas homosexuales que tengan hijos a su cargo. El texto considera que todos los niños deben vivir según el sexo con el que han nacido (ver algo diferente es también motivo de denuncia), y que deben vivir dentro de un sistema familiar tradicional, con un hombre que sea el padre y una mujer que sea la madre.
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Cualquier modelo diferente está prohibido. Las lesbianas no pueden acceder a reproducción asistida ni a adopción, tampoco los gays. Si una mujer o un hombre tuvieran hijos de una relación anterior y deciden emparejarse con alguien de su mismo sexo, no podrían tener a los niños a su cargo. Brutal.
Entre otras de sus leyes polémicas aprobadas recientemente está el prohibir que en los colegios se hable de diversidad sexual y de género, y prohibir cuentos infantiles de temática LGTB.
Afortunadamente la homofobia no es gratis. El Parlamento Europeo anunció acciones legales contra Polonia y Hungría por sus leyes que atentan los derechos humanos. Esperamos que esto no se quede en agua de borrajas. Por ejemplo Polonia comenzó a quitar sus «zonas libres e LGTB» por miedo a no recibir subvenciones.