Mauro lo tuvo claro desde que era muy pequeño, cuando aún lo veían como una niña, cuando su madre, a pesar de que no entendía que fuera «tan poco femenina», dejaba que se expresara con ropa y juegos «más masculinos».
Y es que a Mauro se le asignó el sexo femenino cuando nació, concordando así con sus genitales. Pero Mauro luchó desde que empezó a hablar.
Un día, en el colegio, consiguió que le dieran el papel de un chico en una obra de teatro. Su madre se enfadó, no lo entendió, pero él estaba feliz.
Después de la obra, Mauro habló con su madre y le dijo que estaba muy enfadado porque la cigüeña le había traído a este mundo como chica pero él se sentía chico.
Su madre no le dio importancia hasta que al día siguiente volvieron a hablar del tema. Fue entonces cuando Bárbara entendió que su hija, en realidad, se sentía chico. Mauro empezó su transición a chico con el total apoyo de su madre. Ambos están muy unidos y por eso cuando él le preguntó cómo le hubiese llamado si hubiera nacido como chico y su madre le dijo que Mauro, por su abuelo, él no dudó en ponerse ese nombre.
Mauro tiene actualmente 14 años, y siempre ha sido un gran aficionado del fútbol y del equipo argentino Boca Juniors. Al ser Mauro el primer chico que recibe su nuevo DNI después de la aprobación en Argentina de la Ley de Identidad de Género, su historia se hizo famosa, y llegó hasta el club de fútbol.
Los dirigentes decidieron cumplir el sueño de Mauro y lo invitaron a la Bombonera, el mítico estadio, a ver un partido. Un sueño muy especial porque el otro Mauro, el abuelo, fue uno de los obreros que participó en la construcción de dicho estadio.