toñi moreno y cómo se dio cuenta de que era lesbiana

Toñi Moreno y cómo se dio cuenta de que era lesbiana: “Aquella monja que a mí me encantaba ver cada mañana»

Toñi Moreno es uno de los grandes referentes de madres lesbianas solteras en nuestro país. La presentadora, ex pareja de la cantante Rosana, es madre por ovodonación de Lola, de casi 4 años.

En una entrevista a la revista Shangay contó cómo el tener a su hija ha alimentado su activismo LGTB.

«Quiero que mi hija se sienta libre desde pequeña para decidir de quién se enamora, y no tenga tantas pajas mentales como tuve yo. No quiero que mi hija pase por lo mismo que yo; quiero que Lola sepa de dónde viene, y que sea libre».

En la entrevista la presentadora habla de su largo proceso de aceptación. «Yo estudié en un colegio de monjas hasta los catorce años. Y fueron muchos años en los que no estaba a gusto ni con lo que yo sentía ni con quién me atraía. Y fue un sufrimiento hasta que yo dije “chica, igual te gustan las niñas, o igual te has enamorado de esta amiga tuya, que piensas que es súper amiga tuya y con la que tienes tanta afinidad… A lo mejor no es afinidad y es amor». Fue un proceso bastante largo, no fue una cosa fácil. Por mi educación católica, por todo. Y fíjate, con el tiempo descubrí que estaba más en mi cabeza que en mi entorno. Cuando yo le cuento a mi padre –que era un hombre de campo, que no había ido al colegio–, a mi madre –que había trabajado como una mula en casas limpiando, cuidando gente– su respuesta fue “hija mía, eso lo sabemos nosotros y lo que queremos es que seas feliz”. Nunca he sentido rechazo en mi entorno, era más yo: el no aceptarme yo. Hasta que de repente tienes que aceptar lo que sientes, porque si no es así no vas a ser una persona feliz. Tienes que hacer un triángulo entre lo que sientes, lo que piensas y cómo vives. Si eso no cuadra, no llegas a un equilibrio y a una felicidad».

Toñi visibiliza una realidad que ha atravesado a muchas mujeres lesbianas a lo largo de su vida. Y es cómo la educación ha bloqueado la posibilidad de descubrir y reconocer la propia orientación sexual.

Pero la primera vez que me di cuenta de que me gustaba una chica fue con veintisiete o veintiocho años, que ya es bastante… Ahora, con el tiempo, lo pienso: “Aquella monja que a mí me encantaba ver cada mañana…” [risas]. Es que uno lo disfraza todo en plan “qué bien me llevo con esta persona, qué amiga más guay, me encanta estar con ella, darnos abrazos”

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