Las 10 frases que nunca deberías decir a tus hijos.

Todos sabemos que ciertas expresiones o entonaciones son dañinas para nuestros hijos, sobre todo por el mensaje subliminal que se extrae de ellas y viaja directo de nuestra boca a su inconsciente. Sin embargo, en caliente, nos puede obnubilar el conflicto presente y, sin querer, podemos perder las formas y decimos frases como estas.

En este artículo trataremos de que conozcas la capacidad destructiva de estas frases, y que te prepares para echarles el freno antes de dejarlas salir en las discursiones con tus hijos. Cuando expresiones como las seleccionadas se repiten hasta convertirse en un mantra familiar, dejan huella, influyendo en la actitud de nuestros pequeños ante los problemas.

Estas son las 10 frases que nunca deberías decir a tus hijos (ni a ti mismo). Analicemos por qué:

1. «Te vas a romper algo».

Cuando nuestro primer hijo viene al mundo, no sólo nos invade la ilusión. También el pánico: Pánico a que se caiga, a que enferme, incluso a que deje de respirar de repente. Le vemos tan frágil y vulnerable que nuestro instinto protector se vuelve obsesivo. Sin embargo, desde que empieza a andar, a partir del año, nuestro bebé tiene que caerse, hacerse daño, tropezar. Es así como se aprende. Si le sobreprotegemos, y le invadimos con frases como esta, podemos generar en el mucha aprehensión y evitación hacia el menor daño físico. Tienes que prepararte para dejarle tropezarse de vez en cuando, y al levantarse, sorpréndele con un «¡Mi vida, no ha sido nada, ¿a que no?!». Verás cómo le cambia la cara.

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-2.»No hagas eso que no sabes, espera, ya te lo hago yo».

Cuando nacemos no sabemos hacer nada. Tanto el ser humano como la naturaleza aprenden con un método infalible: El ensayo-error, que consiste en equivocarse e irse abriendo nuevos caminos y desarrollando nuevas destrezas. Así que si quiere hacer su primera mayonesa, si quiere encender el sólo el DVD, etc etc, regálale un ¡Claro, hazlo. Yo te ayudo!

-3.»¡Deja de soñar!»

Ser práctico es sano y beneficioso muchas veces. Pero es tierra sin abonar si no hay fantasía, proyectos que parecen inalcanzables por cumplir, sueños. En el equilibrio esta el secreto. Enséñale a ser idealista y pragmático al mismo tiempo.

-4.»Eso no tiene salidas»

10464110_469634663172015_4212309493454608486_nHace no mucho tiempo, en España, mucha gente dejó sus estudios para dedicarse a la construcción para asegurarse un futuro. En la actualidad, muchos se arrepienten de haber dejado un sueño a cambio de una salida laboral que resultó no ser tan segura como parecía. La situación laboral de un país depende de dimensiones tan inciertas, la principal de ellas la temporal, que nos puede sorprender en cualquier momento con un cambio total de rumbo. Por todo, el mejor seguro de vida es usar nuestro talento y nuestra perseverancia en algo que nos guste; porque nos costará menos y porque, pase lo que pase, habrá valido la pena. ¿Quién sabe si ese vicio de tu hija por pintar la acabará convirtiendo en la nueva «Picasso». En vez de meterle miedo, ayúdale a confiar en sus posibilidades.

 

-5. «A mi no me engañas, te conozco muy bien».

En el momento en que le decimos a alguien, (hijo, pareja, o incluso nosotros mismos) que le conocemos muy bien, no le damos opción ninguna a sorprendernos y a cambiar. Nadie mete el pie en el mismo río dos veces, que decía el sabio: Nadie es la misma persona en dos momentos diferentes. Todos evolucionamos. Quita las etiquetas a tus hijos, y serán libres para convertirse en lo que desean ser.

-6. «¡Siempre estas fastidiando!/¡Cada día te portas peor!/¡No te aguanto!»

¡Cuántas madres y cuantos padres vienen a consulta aquejando que su hijo se porta mal y que hace imposible la convivencia! Es sorprendente como, al recomendar a los padres dejar de decirles frases de este tipo, siempre se produce un cambio, de mayor o menor calibre según el caso. Estas expresiones, mas que hacerles reflexionar, potencian su rol de “Soy el malo”. Y tener un rol es tener presencia, personalidad. Es ser elegido. Es un refuerzo positivo. El niño prefiere ser “el malo” a quedarse sin rol. Por eso, si estas en un caso parecido, cambia tus frases por “confío en ti” y dale responsabilidades donde se sienta partícipe de la convivencia.

-7. «Ya no te quiero»

 Pase lo que pase, esta frase es innecesaria. Potencia un apego ambiguo, condicional, que acarreará mucha inseguridad en nuestro hijo a largo plazo.

-8. «Aprende de tu hermano/Aprende de tu amiga María…»

10298843_462791407189674_6668835025041304351_nEste tipo de frases sólo fomentan la comparación y las rencillas entre hermanos o amigos. Cuando alguien aprende a compararse como estrategia de vida, los celos y la envidia pasan a ser parte de su día a día, y de repente, un día, se da cuenta de que esta tratando de ser alguien que no es.

Si vas a compararle con alguien, que sea consigo mismo “Mira lo bien que conduces la bici. Podrías poner la mesa con la misma destreza”.

-9. «Así no llegarás a ningún sitio»

Frases como esta, cuando son la norma, se quedan en el inconsciente. Y un día, décadas después, tu hijo se encuentra ante un objetivo que implica un gran esfuerzo y una meta a largo plazo, por ejemplo hacer un doctorado, y las piernas le flaquean. Siente que es demasiado para él. Se ve asaltado de dudas.

 Tengamos cuidado con las frases que condenan el futuro de nuestros hijos ya desde el presente. Quién sabe, igual decide que su pasión es pintar y, contra todos sus pronósticos, acaba convirtiéndose en el nuevo Picasso.

 

-10. «Me matas a disgustos»

Este tipo de frases no suelen generar cambios en la conducta de nuestros hijos, y sin embargo les llenan de culpa y arañan su autoestima. Si queremos un cambio de conducta, mejor usar frases positivas y motivadores ante los pequeños avances de nuestro hijo.

Nuestra recomendación es que cambiemos estas frases por otras con valencia positiva. Si tienes dudas sobre cuales podrían ser, en el próximo artículo ahondaremos en las frases que nuestros hijos necesitan escuchar.

Una película maravillosa sobre este tema es «Pelo malo», recientemente en el cine. Os la recomendamos encarecidamente.

Rocío Carballo

Psicóloga psicoterapeuta

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