El argumento común de un homófobo es éste: «Los homosexuales estáis enfermos…sois unos pervertidos…algo no os funciona en vuestra cabeza».
Sin embargo los avances de las investigaciones científicas en torno a la homosexualidad están haciendo que estas mismas acusación señalen hacia los propios homófobos.
Una reciente investigación defendida por el sexólogo y endocrino Emmanuele Jannini y la Universidad de Roma Tor Vergata, revela que las personas homófobas puntúan más alto en niveles de psicoticismo que la media de la población. Este rasgo de personalidad no solo es propio de personas psicópatas, sino también de personas con bajo control conductual o con un alto desajuste social.
El estudio señala también a otros factores vinculados con la homofobia, como el influjo de las instituciones religiosas occidentales, la misoginia y el miedo a no ser «suficientemente hombre». Descartan a la vez la opción que muchas veces se ha baremado de que las personas homófobas no aceptan su homosexualidad, aunque sin duda habrá casos en que así sea.
El estudio, publicado en The Journal of Sexual Medicine, se hizo con más de 500 personas de entre 18 y 30 años. Tras el test psicométrico y psicológico por los que pasaban, cada participante respondía a un extenso cuestionario con preguntas puntuables de 0 a 5. Si se sentían cómodos entre homosexuales, si aceptarían un amigo gay o si están de acuerdo con que un niño tenga dos mamás eran algunas de ellas.
La conclusión de los investigadores fue también que cuantos más recursos para afrontar situaciones desagradables y cuanto mejor manejo de la impulsividad y la rabia tuviera una persona, menos probable era que fuera homófoba.
Y es que, como explica Jannini, «la homofobia es una enfermedad inducida por la cultura».
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