Cuando Leelah Alcorn le dijo a su madre que era transexual esperaba ilusionada el respaldo de los que la criaron desde pequeña. A cambio, solo recibió el hostigamiento más vil y nefasto que puede sufrir una persona de su edad. Esas reacciones la llevaron a tomar la decisión de suicidarse.
En una nota subida a Reedit, dos meses antes de su suicidio, Leelah pidió ayuda sobre la transfobia que sufría por parte de su familia. Señala que jamás fue lastimada de manera física. Sin embargo, se preguntaba constantemente si el bullying transfóbico vivido por sus padres era algún un tipo de maltrato.
Sin duda, lo fue. A Leelah se le negó su transición de género y la posibilidad de ser tratada por un especialista. Por el contrario, fue obligada a ir en contra de su voluntad a ‘terapias de conversión’ para que traten de cambiarla ‘hacia un hombre heterosexual que amaba a Dios’.
La nota ha sido traducida por Sin Etiquetas para que pueda llegar a muchas más personas y puedan conocer de cerca el caso de Leelah Alcorn. No olvidemos que Leelah publicó en Tumblr una carta de despedida. Ese material ha sido eliminado.
Veamos lo que publicó en Reedit
“Disculpen de antemano por el post largo, pero realmente necesito ayuda.
Hola, soy Leelah, 16 y MtF/dmab. Desde que tengo 4 o 5 años supe que era una chica, tal igual como las encantadoras señoritas de aquí, pero en realidad no entendía cómo sería posible cambiar satisfactoriamente de género hasta que tuve 14. Tan pronto como hallé qué significaba transgénero, se lo dije a mi madre. Ella reaccionó de manera extremadamente negativa, diciéndome que era una fase, que yo nunca sería realmente una chica, que Dios no comete errores, que yo estaba mal. Se sintió horrible.
Luego ella procedió a decirle a mi papá sin mi consentimiento, y ambos estuvieron extremadamente molestos conmigo. Nunca me lastimaron físicamente, pero siempre me hablaban con un tono despectivo. Me decían cosas como “Tú nunca serás una verdadera chica” o “¿Qué vas hacer, tener sexo con chicos?” o “Dios te va a mandar directo al infierno”. Todo eso me hacía sentir horrible, yo era cristiana en ese tiempo y pensé que Dios me odiaba y que yo no merecía estar viva.
Me corté por lo menos una vez cada dos días, y estaba pensando constantemente en suicidarme. Yo quería ver a un terapeuta de género, pero no me dejaron. Ellos pensaban que corrompería mi mente. Solo me dejaban ver a terapistas cristianos sesgados, que en lugar de escuchar mis sentimientos, trataban de cambiarme hacia un hombre heterosexual que amaba a Dios. Y yo lloraba después de cada sesión, porque me sentía como si no tuviera esperanza, que no había forma de que algún día sea una chica.
Eventualmente les mentía y les decía que era heterosexual y que era chico, entonces el discurso despectivo comenzó a desaparecer.Traté con mucha fuerza de seguir sus estándares de vida y ser un hombre heterosexual, pero eventualmente me di cuenta que odiaba la religión de mis padres. Salí del clóset como gay en el colegio, esperando ver a mis amigos dentro de toda la cosa LGBT antes de que salga del clóset como trans.
A pesar de que la reacción de mis amigos fue en su mayoría positiva, mis papás estaban muy molestos. Me sacaron de la escuela pública, me quitaron mi celular y computadora, y no me dejaban entrar a webs de ‘social media’, así que estaba fuera de contacto con cualquiera de mis amigos.
Estuve así por 5 meses, completa y absolutamente sola. No se me permitía hablar con nadie afuera de la iglesia y no se me permitía estar con ninguno de mis amigos, solo tenía que estar en mi casa y estar tranquila.
Eventualmente ellos venían y me daban mi celular devuelta, pero vigilaban en exceso mis perfiles de facebook/twitter/tumblr en caso de que hiciera alguna ‘estupidez’ de nuevo. Volví a encontrarme con mis amigos, pero no se me permitía hablar con ellos sobre nada de lo LGBT.
Desde entonces, he estado tratando de salir con mis amigos más y ahora que tengo auto, tengo más libertad, pero mis padres no me dejan ver de cerca a mis amigos. He salido con mis amigos 3 veces el año pasado, porque cada vez que mis padres cancelaban al último minuto y me dejaban hacer algo.
Es como que ellos quisieran que yo tuviera suficiente vida social, así no olvidaría cómo interactuar con humanos, pero no me dejaban tener relaciones saludables con las personas.
Esto se siente horrible. La manera como me siento cuando hablo con mis padres y la manera cómo mis padres me tratan, como si fuera un subhumano y que mis sentimientos no son válidos, todo me hace pensar que estoy pasando por un maltrato, pero no sé si cuenta o no. No estoy herida físicamente o golpeada, pero siento como si esto fuera un tipo de maltrato diferente quizá mental o verbal o algo.
Por favor, ayúdenme, no sé qué debo hacer y no puedo resistir mucho más de esto. No sé si mi problema es lo suficientemente grave para que pueda contactar autoridades en busca de ayuda, y si lo es, no sé cuánto vaya a dañar o ayudar a mi situación actual. Estoy atrapada.”
Fuente: sinetiquetas.org