Este 2025, por primera vez en la historia reciente de Hungría, se ha prohibido una marcha del Orgullo LGTB+. El veto, amparado en la polémica “ley de promoción de la homosexualidad”, marca un preocupante retroceso en un país de la Unión Europea, y nos recuerda que los derechos conquistados nunca están garantizados, ni siquiera dentro del continente.
La marcha, que iba a celebrarse en la ciudad de Pécs, fue vetada por las autoridades locales argumentando que su celebración podría ir “en contra de los valores tradicionales” y que «no cumple con la ley que impide mostrar contenido homosexual a menores de edad».
Esta ley, aprobada en 2021 por el Gobierno ultraconservador de Viktor Orbán, ha sido duramente criticada por instituciones europeas y organizaciones internacionales. Se trata de una legislación que equipara la homosexualidad con la pedofilia y prohíbe cualquier contenido en medios, escuelas o eventos que “promueva la homosexualidad o el cambio de género entre los menores”.
Aunque el Orgullo de Budapest aún se permite —por ahora—, este veto en Pécs es una señal clara: Hungría sigue alejándose de los principios democráticos y de los derechos humanos básicos, como la libertad de expresión y manifestación.
Europa: una promesa de igualdad… ¿en peligro?
Hungría forma parte de la Unión Europea, una institución que se autodefine como garante de los derechos humanos y la igualdad. Sin embargo, el caso húngaro pone en evidencia la fragilidad de esos derechos cuando chocan con gobiernos autoritarios o populistas que buscan convertir la diversidad en una amenaza.
No es la primera vez que el gobierno de Orbán toma decisiones abiertamente LGTBfóbicas. En los últimos años:
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Se eliminó el reconocimiento legal del cambio de género.
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Se prohibió que las parejas del mismo sexo adopten, salvo en casos “excepcionales”.
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Se han impulsado campañas públicas contra la “ideología de género”.
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Se promovió un referéndum (anulado por falta de participación) para «proteger a los niños de la propaganda LGTB+».
Estas acciones no solo vulneran los derechos de las personas LGTB+ en Hungría, sino que envían un mensaje peligroso a otros países de la región con gobiernos similares.
Lo que pasa en Hungría también nos afecta
Desde fuera, a veces puede parecer que Europa está blindada contra la homofobia. Pero la realidad es otra: los discursos de odio están creciendo, los partidos extremistas ganan fuerza y hay retrocesos visibles.
La historia de Hungría es un recordatorio urgente de que la igualdad no puede darse por sentada. Que los derechos LGTB+ no son solo un logro social, sino un campo de batalla político. Y que nuestra respuesta como comunidad —y como aliados— debe ser clara: ni un paso atrás.