En pleno siglo XXI, mientras en algunos países los derechos LGTBI avanzan, en otros se están implementando o reforzando leyes que criminalizan la simple existencia visible de nuestra comunidad. Las llamadas leyes de «propaganda LGTB» son un claro ejemplo de esto. Pero, ¿qué son exactamente y cómo afectan a nuestras vidas?
Las leyes de «propaganda LGTBI» son normativas que prohíben la difusión de contenido que haga referencia positiva a la diversidad sexual y de género. En teoría, se presentan como medidas para «proteger a la infancia», pero en la práctica censuran la representación LGTB en medios, educación y espacios públicos, reforzando el estigma y la discriminación.
Países como Rusia, Hungría, Uganda y varias naciones de Asia Central han aprobado leyes de este tipo, restringiendo la información sobre orientación sexual e identidad de género, con sanciones que van desde multas hasta penas de cárcel.
Rusia: la pionera de la censura
En 2013, Rusia aprobó su ley contra la «propaganda de relaciones sexuales no tradicionales«, prohibiendo cualquier manifestación pública de apoyo a los derechos LGTBI. Esta ley ha sido utilizada para cerrar organizaciones, reprimir activistas y justificar ataques de grupos ultraconservadores. En 2022, se endureció la normativa, extendiendo la prohibición a cualquier edad, no solo a menores. La revista MíraLES publicó el duro testimonio de una mujer lesbiana rusa hace unos días.
En 2021, Hungría aprobó una ley similar que prohíbe hablar de diversidad sexual en escuelas y restringe la representación LGTBI en los medios. Esto ha provocado protestas y sanciones de la Unión Europea, pero el gobierno de Viktor Orbán sigue defendiendo la medida.
Si bien Uganda no usa el término «propaganda», su Ley Antihomosexualidad de 2023 impone penas de prisión e incluso la pena de muerte en algunos casos por «homosexualidad agravada». Además, penaliza a quienes «promuevan» la homosexualidad, lo que criminaliza cualquier intento de educar o sensibilizar sobre derechos LGTBI.
Impacto de estas leyes en la comunidad LGTBI
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Censura y desinformación
En países con estas leyes, la juventud LGTBI crece sin acceso a información sobre su identidad, aumentando la confusión y el aislamiento. Sin representación en medios o educación, el mensaje es claro: ser LGTBI es algo prohibido. -
Aumento de la violencia y discriminación
Estas leyes legitiman la homofobia y la transfobia. Al considerar que las identidades LGTBI son algo que debe ocultarse, se refuerzan los prejuicios y aumentan los ataques contra la comunidad. -
Persecución de activistas y organizaciones
Defender los derechos LGTBI se vuelve peligroso. Muchas organizaciones han sido clausuradas y sus activistas arrestados o exiliados. El miedo se convierte en una herramienta de control. -
Problemas de salud mental
La invisibilización y el estigma afectan gravemente el bienestar emocional de las personas LGTBI. La depresión, la ansiedad y el suicidio aumentan en comunidades que no pueden vivir libremente.
¿Qué podemos hacer?
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Denunciar y visibilizar: Es fundamental que los medios y las redes sociales sigan informando sobre estos ataques a los derechos humanos.
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Apoyar organizaciones en estos países: Existen colectivos que, a pesar de la represión, continúan luchando. Apoyarlos con difusión y donaciones puede marcar la diferencia.
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Presionar a gobiernos e instituciones internacionales: La presión diplomática y económica ha llevado a retrocesos en algunas leyes. Seguir exigiendo sanciones y medidas es clave.
Las leyes de «propaganda LGTBI» no solo afectan a quienes viven bajo su opresión, sino que representan una amenaza global. No podemos permitir que el odio y la censura ganen terreno. Nuestra visibilidad es resistencia.