Hay una serie en Netflix que la está petando. Y, a mi parecer, es la mejor serie que retrata la diversidad familiar: Bonus Familjen.
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Bonus Familjen es una serie sueca que ya lleva 4 temporadas. Es divertida y bastante fiel a la hora de contar la realidad de las familias ensambladas, nombre que reciben las familias reconstituidas. Nos cuenta la historia de la diseñadora Lisa (Vera Vitali), y Patrick (Erik Johansson), un profesor bastante estructurado que trabaja en una típica escuela pública nórdica, que acaban de mudarse juntos. Están enamorados.
Ambos se han separado de sus parejas anteriores, con las que tenían hijos. Lisa y Martin son los padres de Bianca y Eddi, de 15 y 10 años, unos niños bastante insoportables. Y Patrick y Katia son los padres de William, un chico de 10 años muy reflexivo y obediente.
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Lisa y Patrick comparten la custodia con sus ex parejas así que semana por medio su casa se llena de niños, los 3 de sus matrimonios anteriores y los dos que tienen juntos, uno de ellos con síndrome de down.
Como personajes secundarios pero muy importantes en la historia tenemos a la madre de Martin, una mujer que desde el inicio de la serie pasa muchísimo tiempo con la que es su «mejor amiga» desde hace décadas.
Lentamente sabremos que Birgitta (Marianne Morck), la madre de Martin, y Gugge (Lili Babbs), están enamoradas desde que Birgitta estaba casada con el padre de Martin, pero no sabían cómo, en esos años, salir del armario.
No es frecuente ver abuelas lesbianas en las series de televisión, por eso nos encanta la representación del amor en la tercera edad.