Ocurría en Sevilla unos días atrás. En el Instituto San Isidoro un alumno tenía que hacer una exposición en inglés sobre los roles de género. Una interesante práctica propuesta por su profesora que desembocó en una especie de performance grupal más interesante todavía. Pero empecemos por el principio:
El chico decidió acudir a clase vestido de mujer y mostrar su propia experiencia como exposición crítica. Evidentemente la cosa le dio suficiente material para poder hacer de su proyecto de exposición todo un estudio de campo:
Más pronto que tarde fue llamado al orden por su profesor de gimnasia, que le exigió rotundamente que se quitara el vestido y se vistiera de nuevo «de hombre». Al día siguiente, una treintena de chicos de entre cuarto de la ESO y segundo de Bachillerato acudía al colegio vestido del sexo opuesto. Ellos maquillados. Ellas, con chaqueta y corbata. El momento más emocionante y divertido fue cuando en el patio, durante el recreo, hicieron un corro, pusieron la bandera arcoiris en el centro y se pusieron a cantar al unísono «A quien le importa».
Francisco Velasco Reol, uno de los profesores del colegio, felicitaba y agradecía la acción de sus alumnos con este mensaje:
Mientras que los niños explicaban su actuación de esta manera:
Los alumnos de otro instituto en Estados Unidos quisieron revelarse de forma parecida contra las restrictivas normas de su instituto, que había penalizado a unos de sus compañeros por llevar el pelo largo. El resultado fue que todo el mundo se vistió pasándose por alto las expectativas de género de la dirección. Este fue el divertido resultado:
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