La historia es patética y muy dolorosa. Un hombre, llamado Richard Dowling tiene un hijo pequeño Daniel, y una esposa, Annette Breakspear, esta última no es madre biológica del chico pero ejerce como tal. Y este es el punto de partida de un infierno.
Daniel Dowling ya tiene 36 años, y para él ha sido muy duro hacer pública esta historia y buscar una condena para quienes durante tantos años le martirizaron.
Todo comenzó cuando Richard tenía 11 años. Su padre temía que el chico fuera homosexual por lo que decidió imponerle las prácticas sexuales heterosexuales, siendo apenas un niño. Empezó así, con un juego de mesa, los que iban perdiendo puntos tenían que quitarse la ropa hasta terminar completamente desnudos.
Cuando la madrastra estaba desnuda ellos obligaban al chico a tocarle los pechos y a besarla. Veían porno los tres y la mujer acababa violando a Daniel. El terrible abuso se mantuvo durante 5 años. Al principio era solo la madrastra, pero el padre fue animándose a implicarse en el abuso por lo que acaban en «tríos».
Cuando Daniel cumplió 16 años las violaciones terminaron porque la relación de su padre terminó, pero cayó en manos de un pedófilo, por lo que su infancia y adolescencia estuvieron marcados por el abuso sexual.
Fue en 2015 cuando Daniel decidió acudir ante las autoridades con una grabación de voz, en donde su padre confesaba el crimen que había cometido en su contra, enviándolo a juicio, el cual inició en mayo de este año. En su declaración, el padre argumentó que solo lo hizo porque Daniel tenía «ademanes homosexuales» y él quería guiarlo por el «buen camino».
“Era el trabajo de papá protegerme. Robaron mi inocencia y arruinaron mi infancia. Nunca podré superar eso, me sexualizaron a una edad tan temprana que el sexo no significa nada para mí”, dijo Daniel en el juicio.
Annette Breakspear ha sido condenada a 8 años de cárcel, y Richard, el padre, a 5.
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