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«Wo-Man»: cómo vivir una doble vida

Doble vida. Suele ser el resultado de una vida en el armario, completo o parcial. La fotógrafa Silvia Navarro, peruana, recorre su país buscando vidas que se viven por duplicado. Este es el resultado de su trabajo:

La sociedad peruana, por ser conservadora y apegada a la religión, considera como correcto y absoluto que el hombre debe ser masculino y asumir rasgos como tener barba, usar corbata, no llorar, ni usar maquillaje. Del mismo modo que la mujer debe ser femenina y considerarse delicada, débil, usar falda y tacos.

La serie Wo-Man consta de 9 dípticos donde se puede observar una fotografía acompañada de un texto. Las personas retratadas en la serie son personas que viven una doble vida o doble identidad condicionada por la sociedad. Esta doble identidad se ve reflejada en la creación de dos personajes. Un personaje que es aceptado por la sociedad y visto como correcto, y otro personaje que se basa en los sentimientos más íntimos de las personas. 

Diego

A lo largo de la semana, prepara el traje que usará de noche. Le ajusta unos detalles usando silicona y le agrega más vida colocándole pequeñas lentejuelas que brillan con la luz. Escoge sus zapatos con los tacos más altos, guarda su maquillaje con mucho cuidado, procurando que nada se le olvide, mete delicadamente sus cosas en un maletín deportivo y se dirige ansiosamente hacia el lugar donde hará de su cuerpo un espectáculo.

 Daniella

Suena su alarma muy temprano, reniega antes de meterse a la ducha, somnolienta. Busca entre sus cajones desordenados el pantalón más apretado y el polo más escotado. Tira encima de su caótica cama la toalla que usó, se sienta frente a su pequeño tocador y se maquilla lentamente cuidando que el maquillaje no se vea muy agresivo. Coge unas ballerinas que rara vez hacen juego con su ropa y se las coloca bruscamente. Una vez preparada, se mira por última vez al espejo y se dirige a la oficina.

 Adriana

Cuando acaba su turno en el restaurante, coge con prisa su mochila donde guarda un buzo, unas zapatillas, una polera y una casaca de cuero negra. Se dirige al baño donde se quita apresurada la ropa que le había prestado su novia. Frente al espejo, se desmaquilla con desesperación y se suelta el cabello, sacudiéndolo para que quede desordenado. Mete la cajetilla de cigarros en el bolsillo de atrás, se coloca la capucha de la polera y pasa desapercibida entre los últimos clientes que anteriormente la habían piropeado.

 Kimberly

Los nervios la invaden pues sabe que en un par de horas la pasarán a buscar. Saca del armario el vestido largo rojo de seda que buscó durante mucho tiempo. Mientras se lo coloca, su madre le cepilla pacientemente el cabello, dejándolo liso. Añade los últimos retoques al maquillaje que se había puesto desde muy temprano. Coge las sandalias plateadas, los tacos golpean contra los escalones de madera, mira a su familia y les dice: «Hasta mañana».

 Carla

Sale a correr temprano por las mañanas, la música en sus oídos se convierte en el rosario que va rezando fervientemente mientras da cada paso. Al regresar a casa busca en su armario una falda que le queda por debajo de la rodilla y una blusa muy ligera. Emocionada, revisa los últimos detalles para la catequesis del fin de semana, en el comedor encuentra una pequeña Biblia la cual se sienta a estudiar pacientemente. Se dirige a su cuarto, donde antes de cerrar los ojos piensa que mañana pasará por la iglesia, a confesar sus pecados.

 Romina

Llega a su casa después de un largo y agotador día. La cartera cae sobre el pequeño mueble que se encuentra en la entrada del departamento. Prepara el mate que toma pacientemente frente al televisor mientras ve una novela. La blusa y el pantalón caen sobre la ruma de ropa de la cual saca un buzo y un vividí holgado. Se sujeta el cabello con un collette gastado, saca de la refrigeradora algo de comer y se dirige a su casa donde dejará caer su cuerpo hasta el día siguiente.

 Ángela

Abre su ropero en busca de un atuendo para la entrevista. Con esfuerzo logra encontrar unos jeans apretados que se coloca forzosamente frente al espejo. Busca la camisa más entallada que hará juego con las zapatillas que usará. Encima del tocador encuentra el único rímel color negro que tiene y se alarga cuidadosamente las pestañas. Se arregla el cabello con los dedos, se coloca sus lentes oscuros y sale decidida a conseguir ese trabajo.

 Diego

Por la mañana pasa por la peluquería más cercana donde peina la peluca que usará. Se detiene en una tienda donde compra las panties nuevas que necesitaba y las pestañas largas que le faltaban. Guarda rápidamente todo en una mochila y se dirige a trabajar. Al final del día sirve el último café, coge con sutil desesperación sus cosas y sale emocionado a esperar la primera combi que lo llevará a bailar.

Andrea

Se levanta cuando el cielo aún está oscuro para hacer su acostumbrada rutina de ejercicios que mantienen su cuerpo en forma. Coloca el pantalón de vestir junto a la blusa perfectamente planchada sobre su cama. A un lado pone los aretes y un collar que le hacen juego. Mientras se plancha el cabello frente al espejo inmenso de la sala, se delinea los ojos. Apresurada, se pone unas zapatillas Converse y mete en una mochila los zapatos de taco que se colocará unas cuadras antes de llegar al trabajo.

Silvia Navarro D.
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