El Gobierno de Uruguay está elaborando una ley para que los extranjeros LGTB no residentes puedan casarse en ese país con su pareja del mismo sexo.
Con esta propuesta, que podría aprobarse este año, Uruguay se convertiría en el único país de la región donde se permitirían las bodas civiles, a nivel nacional, tanto de parejas heterosexuales como LGTB sin importar su nacionalidad.
El matrimonio igualitario es legal en esa nación sudamericana desde 2013, cuando se aprobó con votos de todos los partidos, pero ahora el Gobierno busca ampliar este derecho para incluir a la comunidad LGTB internacional, aunque no sean residentes del país.
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“Hemos avanzado en agenda de derechos y creemos que el ejemplo debe ser para todos los países, no solamente de la región sino del mundo”, declaró María Julia Muñoz, ministra de Educación y Cultura en una rueda de prensa esta semana, según el diario La Tercera.
Además de ser un asunto de justicia social, la nueva ley permitiría que Uruguay se consolidase como un destino para el turismo mundial de la diversidad sexual, explicó Sergio Miranda, vicepresidente de la Cámara de Comercio y Negocios LGTB.
“La pareja que viene a casarse trae a sus familiares, amigos, y organizan la fiesta, los regalos, el alojamiento, los pasajes. Todo eso genera una industria que algunos llaman el turismo de bodas, que mueve millones de dólares al año. Esto va a generar empleo”, dijo.
De momento, para casarse en Uruguay solo es necesario ser mayor de 18 años, sin importar la orientación sexual o identidad de género.
El Banco Mundial declaró en 2016 a Uruguay como “líder global para los derechos LGTB” e informó que recibe al menos 250.000 turistas de esta comunidad cada año, un número significativo para un país con apenas cerca de 3 millones y medio de habitantes.
A su vez, el portal turístico Lonely Planet califica a Montevideo, la capital uruguaya, como una de las ciudades más progresistas del mundo, por lo que la considera uno de los mejores destinos para las personas LGTB en Sudamérica.