Ashley Maxwell-Lam, que trabaja en un rascacielos en Sydney, Australia, y es gerente de una entidad bancaria, ha hablado sobre su amor por llevar tacones para trabajar en el mundo de la industria financiera.
En una entrevista comentó que le encanta usar los tacones para trabajar porque le hacen sentir «feroz». 
Es feroz. Nadie espera ver a un hombre de metro ochenta de estatura caminando sobre tacones de aguja de 10 centímetros.
Se inspiró en un trío francés de bailarines con tacones altos y después de que una compañera de trabajo le prestó los tacones, se dio cuenta de que esa apariencia era perfecta para él.
Cuando decidí usarlos en el trabajo, se lo dije a mi superior y ella me dijo: ‘Déjame confirmar que está bien‘. Fue ella quien se aseguró de que no me metiera en problemas, pero yo le contesté: ‘No estoy preguntando, esto no es una petición, soy yo el que te digo que voy a usar tacones.
Siempre combino mi cinturón con mis tacones. Si uso mis pantalones grises con cinturón rojo, me pondré mis zapatos rojos. En el fin de semana, pueden ser tacones brillantes con pantalones vaqueros pitillo negros y una camiseta de color verde o morado si voy de discotecas. No quiero ser una mujer, me encanta ser un hombre. Me encanta el contraste total entre masculinidad y feminidad. Hace que la gente se cuestione cosas, solo porque seas gay y uses laca de uñas no significa que no sepas cómo usar una motosierra.
Fantástica ruptura de los estereotipos de género tan estrechos que tenemos en los que una mujer ha llegado a poder utilizar pantalones sin que nadie se pare a mirarla pero que no permite que un hombre lleve falda o tacón sin provocar miradas de sorpresa. Con acciones así (o con otras, puedes probar a ser original) conseguiremos que cada cuál pueda llevar y comportarse de la manera en la que se sienta mejor sin importar lo que diga quien pase por tu lado.