A. vivió hace dos años una de las experiencias más brutales y terribles que una persona puede sufrir. Una violación en grupo, perpetuada por quienes se conocen en los medios de comunicación como «la manada de Sabadell».
En ese momento A. tenía solo 18 años. Actualmente se celebra el juicio contra los 3 presuntos autores de la violación y una cuarta persona que no participó activamente, pero que no hizo nada para impedirlo.
Entre los argumentos de la defensa se encuentra que fueron relaciones sexuales consentidas, lo que el abogado de A. ha desmontado rápidamente: «Mi clienta no se siente atraída por este género ni por estas personas porque es homosexual«. Por su parte el letrado ha alabado la actitud de A. «que ha intentado no ser derrotada por este hecho y que ha podido levantar el ánimo y seguir estudiando y llevando una vida normal».
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A. no solo ha tenido que soportar la brutal agresión de febrero de 2019, sino que además un juicio con preguntas innecesarias y absurdas que nuevamente ponen el foco de culpa en la víctima.
Cuando la joven de ahora 20 años recuerda los hechos, el día que salía de un bar donde celebraban el cumpleaños de un amigo y se dirigía a su casa, un hombre la abordó bruscamente. “Me puso contra la pared a la fuerza. Me quedé impactada y bloqueada. Me empezó a dar besos por el cuerpo de forma violenta y brusca. Le decía que parara. Tenía miedo. Me empezó a levantar la sudadera y a introducirme los dedos en la vagina”, cuenta. El hombre la sujetó y la condujo hasta la fábrica abandonada. “¿Por qué caminaban en zigzag, fue decisión suya o del individuo que la acompañaba?”, pregunta la abogada de uno de los acusados. “Es que no me acompaña, me lleva a la fuerza”. La abogada insiste: “¿Y no pudo chillar?” A. salva la situación, pero queda al borde del llanto: “No, porque estaba coaccionada, temí por mi vida…”, según relata el diario El País.
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El hombre la llevó a una nave abandonada donde él y otros dos individuos la violaron. Los agresores, de origen magrebí, estaban en el bar donde A. celebraba el cumpleaños con sus amigos. Según relata, cada vez que iba a la barra o al baño ellos hacían comentarios machistas sobre lo guapa que era o sobre su culo.
Después de la violación A. se orinó encima. No sabía si la iban a matar. Cuando la dejaron ir uno de ellos la siguió para saber dónde vivía, pero apenas vio un coche A. corrió a subirse a él y a pedir ayuda.
La fiscalía pide para ellos entre 37 y 41 años de prisión. Y esperamos que caiga sobre los culpables todo el peso de la ley.