Puede que tu hijo vaya creciendo y no tenga ninguna pregunta respecto a su concepción, pero lo mas probable y de esperar es que un día, cuando menos os lo esperáis, suelte la duda. Lo normal es que un niño empiece con preguntas de este tipo sobre los 2 años, aunque podría retrasarse hasta los 3 o 4 años.
¿Cómo actuar ante esta situación?
Lo ideal es que os adelantéis a este momento. O mejor aun, que este momento se haga innecesario:
Contarle vuestra propia historia, incluso desde que aun no os entiende.
El hilo conductor de vuestra historia es el amor, y las ganas de que vuestro pequeño o pequeña viniera al mundo. Podéis contarle como un cuento cómo un médico introdujo una semillita en una de vosotras para ayudaros a traerle al mundo. Y que esa semillita era de un buen hombre que quería ayudar a personas como vosotras a tener hijos. O en el caso de que sea adoptado, cómo fue la experiencia de ir en su búsqueda. Contarle a la vez la historia de vuestra familia, de vuestro amor, etc. Adaptar la historia a su edad, desde lo mas simple a lo mas complejo, según vaya siendo capaz de captar nuevas informaciones, pero no os guardéis cosas en el tintero ni creéis tabúes, porque no servirán de nada a la larga.
Hablarle de familias diversas desde el principio.
A día de hoy la familia es un concepto abierto cuyo núcleo básico es el amor. Que haya o no una relación sanguínea entre padres, madres e hijos ha quedado en un segundo plano en situaciones como la adopción, por ejemplo, tanto en familias homoparentales como heteroparentales.
Crea tus propios cuentos, tus propios ejemplos, historietas, canciones, etc, para que vuestro hijo conviva desde pequeño con toda la diversidad de configuraciones y posibilidades que rodean el concepto de familia. De esta manera, le será fácil entender por qué algunos niños tienen sólo una mama, otros una mamá y un papá, otros son de diferente color a sus papás, etc. El objetivo será que entienda que hacen falta la semillita de un hombre y la de una mujer para que un bebé nazca, y que a partir de ahí, hay muchos tipos de familias posibles; con una sola mamá, o un sólo papá, dos mamás o dos papás, o una mamá y un papá. Podéis exponérselo de forma divertida y apasionante,
Aceptar sus preguntas y resolverlas juntos
Que os haga miles de preguntas, o incluso, que un día de enfado, os sorprenda con frases como “¡quiero un papá!” no tiene ninguna gravedad. Que divague sobre lo que no tiene o desconoce no significa de ninguna manera que no valore o disfrute de lo que tiene. Sólo esta entrando en una nueva fase del desarrollo: Los condicionales (“y si yo fuera…” “Y si tuviera…”). ¿Lo mejor? Divagar juntos sobre todas esas posibilidades, y resolver con amor y sinceridad todas sus dudas. En el caso de que vuestro hijo sea adoptado, deja que viaje con la imaginación a sus orígenes, a su propia historia ancestral. Eso no os alejará: Todo lo contrario.
Rodearos de referentes
Para un niño, sobre todo cuando va entrando en la adolescencia, es importante tener referentes con los que sentirse identificados. En la serie de Disney “Buena suerte Charlie” aparece una familia compuesta por dos madres y sus hijos.
Referentes así son de gran ayuda para estos menesteres: A tu hijo le encantará ver reflejada esa parte de su vida en la pantalla. Además, existen cuentos, ejemplos de personajes famosos y su familia, (como Jane Lynch, Wanda Sykes, Melissa Etheridge, etc), y otras familias semejantes a la suya en tu círculo social.
Conoce familias como la vuestra
Que conozca otros niños con familias semejantes a la vuestra es la mejor manera de darle esos referentes de los que hablábamos en el apartado anterior. Es mas, con esos otros niños de otras familias semejantes podrá hablar, preguntar, escuchar sus historias, en un contexto facilitador y acogedor.
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