Una pareja gay alemana aloja a 24 refugiados y se lleva esta «decepción»

Cuando el discurso viene del miedo, mucho es lo que se dice en contra de los refugiados sirios. Que son terroristas, que vienen a atacar a los europeos, o incluso que asesinarán a los gais y a las lesbianas, porque para su religión es un pecado. Dirk Voltz y su novio son una pareja gay alemana que después de ser testigos del sufrimiento de los refugiaron decidieron abrir su casa para ayudar. Desde julio han recibido a 24 personas, provenientes de Irak, Afganistán y Siria. Dirk compartió su experiencia en Facebook, hablando de su «decepción». En pocas horas 4.000 personas habían viralizado su mensaje:

“Es especialmente en los malos momentos cuando se debe hacer balance. El mío luce así: desde el mes de julio, 24 personas de Siria, Afganistán e Irak se han alojado con nosotros.

Los cuchillos siguen ahí, justo donde los dejé sobre la tabla de cortar, antes de que invitados de Siria o Irak llegaran.

Las llaves de nuestro dormitorio nunca se han usado, a excepción de la vez que un querido invitado de Afganistán las usó como juguete para los gatos. Nuestros cuatro gatos, viejos y gordos, se lo pasaron tan bien como él.

Pero, volviendo a los cuchillos: lo único que se ha “matado” con ellos ha sido un par de cebollas, mucho ajo y todavía más carne.

Mario y yo todavía vivimos. Quizás incluso de un modo más intenso que antes. Sí regresaremos a nuestra “vida normal”.

Por favor, ¿Qué está pasando? Ningún musulmán de los que se quedó aquí intentó matarnos mientras dormíamos. Ninguno nos insultó porque fuéramos dos hombres compartiendo una cama a medias. Nadie en ningún caso dijo que prefiriera la ley Sharia sobre la Constitución alemana. Ninguno hasta ahora no ha lamentado haber dejado su país.

Si tuviéramos que contar alguna mala experiencia, sólo diría que nuestros nuevos amigos usan demasiada sal y azúcar. Nada que no se pueda solucionar con una compra en el supermercado.

¿Dónde está entonces el proceso de “islamización” de Alemania? Quizá se quedó en algún lugar de la ruta de los Balcanes -el camino que recorren muchos refugiados hasta llegar a Europa a través de Hungría-. Para los “alemanes preocupados” esa «islamización» llegará, sin duda. Si no ahora, será en 2016, 2017, 2018…

La verdadera decepción para nosotros llega en forma de un SMS cualquiera, de amenazas de muerte en la calle o de cartas insultantes dejadas en la puerta de casa.

O simplemente de los amigos de la escuela, que prefieren citar a Alternativa por Alemania (AfD) -partido euroescéptico y conservador- y quejarse. En vez de enfrentarse a la crisis, es preferible llorar como si no hubiera un mañana. ¡Despertad de una vez!

Como si se pudieran parar los movimientos migratorios. Como si se tuviera alguna influencia sobre la guerra. Como si no tuviéramos todos responsabilidad del horror y el dolor que ocurre en el mundo.

Puede ser el que Islam no pertenezca a Alemania. También pude ser que el diablo esté en todas las religiones. Quizá tenga que seguir luchando los próximos diez años por mis derechos como homosexual. Puede ser también que, en algún momento, caiga en la cuenta de que también he cometido errores.

Todo es posible, nada es obligatorio. ¿Quién sabe lo que ocurrirá algún día? Lo que sí sé con certeza es que este verano y este otoño han cambiado nuestras vidas. Podéis estar ahí para otros. O simplemente podéis seguir teniendo miedo. En ese caso lo lamento. Siento pena por aquellos que viven instalados en el miedo».

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