«Yo me inseminé en casa». Historias de maternidad lésbica

«La gente dice que Álvaro es igual a mi, y sí, claro, tiene bastante de mi, pero cuando les muestro la foto del donante, entonces se ríen. ¡Es clavado!»

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Álvaro tiene 11 meses. Su madre, Rocío, tenía claro desde hace tiempo que quería vivir la maternidad. «He tenido varias parejas, todas mujeres, pero con ninguna veía claro tener hijos, quizás porque para ellas no era prioridad, porque lo veian como algo a futuro, porque no eran relaciones tan estables, no sé, una serie de factores que al final me hicieron decidir tener un hijo sola. Cada vez es más común, veo muchas mujeres heterosexuales y lesbianas que dicen ‘a ver, esto es importante para mi y lo haré tenga o no pareja’, explica.

«No sabía si me iba a costar mucho embarazarme, pero antes de recurrir a una clínica quería intentarlo por mi misma, sin hormonas, sin tanta ayuda profesional. Estuve buscando donantes de semen por internet, pero claro, así de un desconocido no es seguro, no sabes si tiene enfermedades o lo que sea. A través de vuestros artículos conocí al banco de semen Cryos. Me gustó porque podía saber más cosas del donante, tenía la seguridad de que había pasado por pruebas que descartaban enfermedades, que su semen era de buena calidad y que además podía ver todo tipo de información sobre el donante, incluso la foto de cuando era un bebé. Porque cuando eres heterosexual y tienes un hijo con un chico de forma natural, pues al menos sabes cómo es, pero cuando eres lesbiana y te inseminas… ¡ni idea!».

Los meses previos a su inseminación, Roció comenzó a anotar sus reglas y su día de ovulación. Una amiga la ayudó a introducir la muestra de semen al cuello del útero a través de una jeringuilla. En ese primer intento no se quedó embarazada.

«No me vine abajo ni nada, sabía que no era fácil, que hay posibilidades pero no tantas. Mi idea era intentar tres veces por mi cuenta y después optar por una clínica, donde las posibilidades aumentan. ¡Pero a la segunda me quedé! Fue tan maravilloso que no puedo expresarlo con palabras. Pero ser mamá, la mejor decisión de mi vida».

VER: Consejos para elegir al mejor donante

Familia numerosa

Lo de Isa e Inma es como la película «Los míos, los tuyos y los nuestros». Isa tiene dos hijos de un matrimonio heterosexual, de 17 y 15 años. Ambos chicos.

«Me casé a los 25, embarazada de mi hijo mayor. Al poco vino el siguiente y así estaba yo pensando que era la vida que quería vivir o me había tocado vivir. Diez años después me divorcié, fue una época muy difícil, me había enamorado de una mujer, estaba separando a mi familia. Muy difícil», nos cuenta Isa.

Inma no se casó, pero sí tuvo un novio durante varios años, con el que tuvo un niño que actualmente tiene 11. «Yo al contrario de Isa, era bisexual. Estaba enamorada de mi chico pero sabía que me gustaban las chicas, aunque hasta ese momento no había tenido novias oficiales. Mi hijo fue un niño buscado, yo siempre había querido ser madre. Lo que pasa es que el amor de pareja se nos acabó, y ahora somos dos amigos que compartimos a un niño estupendo», afirma Inma.

Isa e Inma se conocieron hace cinco años, a través de unas amigas comunes que pensaban que eran la una para la otra. Y no se equivocaron.

Construir un hogar juntas con los tres niños no fue tarea fácil, pero al poco tiempo los chicos comenzaron a comportarse como hermanos y a disfrutar tener dos madres en casa.

«La gente se quedó loca cuando les contamos que queríamos tener un bebé, ‘pero si ya tenéis tres’, nos decían con los ojos muy abiertos, como si estuviéramos piradas. ¡Tres hijos! Y es verdad, ya teníamos tres, pero nos apetecía mucho tener un bebé juntas, sellar nuestra familia con algo de las dos.

Antes de hacerlo sentamos a nuestros hijos y les contamos que queríamos ser mamás otra vez, no sabíamos qué les iba a parecer porque compartían habitación y a veces se peleaban por el baño. Se pusieron tan felices que no esperábamos esa reacción, les hizo tanta ilusión pensar en un bebé de sus mamis que nos dimos cuenta que era la única opinión que nos importaba. Decidimos que yo, al ser más joven que Isa por unos años, intentaría embarazarme. Nos apetecía el método ROPA, su óvulo en mi vientre, pero sus óvulos ya estaban maduritos, jaja. Y era invertir bastante dinero en algo que no era muy seguro».

En Cryos International, Isa e Inma comenzaron a buscar un donante cuyas características fueran similares a las de sus hijos, como pelo castaño.

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El día que descubrieron que estaban embarazadas llevaron a los chicos a comer hamburguesas. Ahí les dieron la noticia. Los niños estaban tan felices que en ese momento comenzaron a buscar nombres.

La pequeña Itziar tiene ya dos años. «La etapa con Itziar ha sido increíble, entre tantos chicos tuvimos una niña, es la princesa de la casa, siempre en brazos de sus tres hermanos que la adoran, recibiendo los mimos de sus dos mamis a cada rato. Tuvimos que comprar un coche más grande, pero vamos, sin duda lo más bonito que le ha pasado a nuestra familia», concluye Inma.

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