Como funciona la embriodonación

«Cómo después de un aborto y la ruptura con mi novia logré cumplir mi sueño gracias a la embriodonación»

Hace justo tres años me enfrentaba a varias cosas dramáticas a la vez. Un aborto espontáneo, después de 3 fecundaciones in vitro fallidas, y la ruptura con mi novia, después de siete años de relación.

Sin mi bebé y sin mi pareja (tantos fracasos en reproducción asistida nos pasaron la cuenta) viví unos meses muy dolorosos, pero me fui recuperando con terapia, autocuidado… hasta que un día cambié el chip.

¿Yo quería ser madre? Sí. No quería rendirme así como así. Cambié de clínica, esta vez me recibieron en Reproclinic y me animaron a dejar de intentar con mis propios óvulos, puesto que tenía una reserva ovárica muy baja y los intentos previos no habían salido bien.

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Me hablaron de la embriodonación, que es más barato que la ovodonación y da muy buenos resultados. A diferencia de la ovodonación, donde te embarazas con óvulos de una donante, aquí te embarazas con embriones donados por parejas o mujeres que consiguieron ser mamás y decidieron donar a otras mujeres los embriones que sobraron de sus tratamientos.

Es sin duda más barato que una FIV, y me pareció lo más adecuado, sobre todo porque después de 3 FIV mi presupuesto era más limitado.

Tuve que enfrentar lo que se conoce como el duelo genético, sabía que el bebé no se parecería a mí y eso me entristecía, pero mis deseos de ser mamá eran más fuertes que el tener un lazo genético con el bebé. Aunque me quedé un poco más tranquila cuando leí que hay estudios que afirman que hay un intercambio de información que se produce entre la madre y el embrión en el útero materno, que se conoce como epigenética.

En Reproclinic me prepararon el endometrio con estrógenos, y después de 12 días me transfirieron el embrión. A diferencia de la ovodonación, donde se busca la máxima compatibilidad posible, tanto de grupo sanguíneo como fenotípica con la donante de óvulos, en la embriodonación se asegura la raza. Como ya había tenido varios negativos y un aborto no quise hacerme ilusiones, por eso no podía creer cuando la beta salió positiva. ¡Estaba embarazada!

Y creo que fue en ese mismo momento cuando superé el tema de la genética, cuando supe que una personita estaba agarradita a mi útero. Ahí ya le quise por sobre todas las cosas.

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La vida no suele salir por donde la esperas. Siempre había pensado que mi ex y yo tendríamos hijos, con nuestros óvulos, y acabé siendo madre soltera gracias a la embriodonación.

Hace unos días Simón cumplió su primer año, y yo mi primer año como mamá. Me siento feliz de no haberme rendido. Feliz y agradecida porque aunque la vida no sale como esperas, te da sorpresas maravillosas.

Si quieres más información sobre la embriodonación, consulta aquí.

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