Mary Austin y Jim Hutton, los dos grandes amores de Freddie Mercury

Freddie es el cantante bisexual más importante de la historia. Su voz versátil ha cantado desde rock hasta ópera, y su desparpajo y rotunda personalidad enamoraron a todo tipo de públicos, sorprendentemente también a los más conservadores.

Mary Austin fue su primera relación conocida. Un noviazgo que como tal duró 6 años y que después trasmutó de muchas maneras. Incluso cuando Freddie comenzó un amor en sus últimos 7 años de vida junto a Jim Hutton, Austin siguió siendo su gran amiga, compañera de batallas y principal defensora.  Al separarse formalmente Mary se había mudado enfrente de Mercury y así siguieron el resto de sus vidas, frente a frente.

Se conocieron en Zanzíbar, él vendiendo ropa en un mercadillo para sacarse un dinero y ella trabajando en Biba. Él venía de una familia rica, ella, de una humilde. Él, atrevido, ella, tímida y silenciosa. Él lucho durante años por enamorarla, como ella misma ha confesado. Vivieron juntos en una habitación en Kensington, con baño y cocina compartidos. Juntos vieron el ascenso de Freddie, del mercadillo al estrellato. «Pude verle florecer y era algo maravilloso de observar», explicaba hace un par de años Mary al Daily Mail. «Me aparté poco a poco, pero no me sentí ni triste ni molesta. Estaba feliz por su éxito y por lo que estaba consiguiendo gracias a su talento. Pero él no me dejaba marchar». Por su parte Freddie tenía claro que Mary tenía un lugar irremplazable en su corazón pasara lo que pasase: «Todos mis amantes me preguntaban por qué no podían reemplazar a Mary, pero es simplemente imposible. Para mí, Mary fue mi esposa de hecho. No podía enamorarme de un hombre de la misma forma que me enamoré de Mary».

A día de hoy es ella la que guarda de forma secreta las cenizas del cantante de Queen y es además su principal heredera (Freddy le dejó en su testamento la mitad de su patrimonio). Actualmente vive en la casa donde Freddie compuso Bohemian Phapsody, donde escribió Love of my life para ella y también donde murió.

Fueron las infidelidades las que pusieron fin a su historia de amor. Freddie empezó a descubrir otra parte de sí. O al menos a dejarla expresarse. Ella se enteró de sus infidelidades con varios hombres y él le dijo «Creo que soy bisexual». «Yo creo que eres gay», le dijo ella. Mary siguió en su vida, pero de otra manera, asumió la labor de secretaria de la banda y se casó con otro hombre, con el que tuvo dos hijos.

Y ente medias llegó Jim Hutton. Se conocieron en 1983 en un bar gay en Inglaterra. Freddie se dejó la piel en conquistarlo, y lo primero que recibió fue un rotundo «fuck of». Él estaba vestido informalmente y, como yo, llevaba bigote. Era delgado y no el tipo de hombre que yo encontraba atractivo. ´Te invito a tomar una copa’, me dijo y contesté: ‘No, gracias’. Después me preguntó qué iba a hacer esa noche. Le dije ‘Sería mejor que se lo preguntaras a mi novio’. Se dio cuenta de que no estaba teniendo ningún éxito y se marchó, regresando con sus amigos”. (Foto inferior: Freddie con sus dos amores, Jim y Mary).

No hubo éxito. Pero dos años después se volvieron a encontrar en otro bar. Freddie le reconoció y lo volvió a intentar. Y se enamoraron.  «Era totalmente sincero. Encantador. Me dejó prendado», confesó Hutton a la periodista Lesley Ann Jones. «Te quiero Freddie, no voy a ir a ningún sitio» fueron las palabras que Hutton le dijo al artista cuando este le confesó que tenía Sida y le pidió que le dejara. Desgraciadamente Jim también contraería la enfermedad un año antes de la muerte de la estrella aunque consiguió estabilizarla.

Casi no ha habido declaraciones sobre su historia de amor hasta los últimos tiempos, donde por fin han visto la luz muchas fotos de la pareja y Hutton ha escrito un libro sobre su historia, «Mercury and me». Hutton heredó 500.000 libras del cantante, nada en comparación con la herencia de Austin. Hay quien dice que por libre decisión del cantante, hay quien afirma que la homofobia y el miedo tuvieron más que ver en ese reparto.

El 24 de noviembre de 1991 Mercury se despedía de la vida mientras Delilah, su gata, le observaba junto a Jim Hutton, pareja del cantante desde hacía seis años.

«No me importa morir mañana, he vivido, en toda la extensión de la palabra». Son palabras del cantante.

Sin duda su vida trascendió a la muerte, y su legado nos lo demuestra.

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